Proyectos de escuelas de primera enseñanza en la provincia de Zamora a raíz del Real Decreto de construcciones escolares de 1905
Projects of primary schools in the province of Zamora as a result of the Royal Decree on school constructions of 1905
Álvaro Ávila de la Torre
School Year Abroad
Paseo Pamplona, 2. 50004 - Zaragoza
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2709-5209
Fecha de envío: 14/06/2022. Aceptado: 3/10/2022
Referencia: Santander. Estudios de Patrimonio, 5 (2022), pp. 19-46.
DOI: https://doi.org/10.22429/Euc2022.sep.05.02
ISSN 2605-4450 (ed. impresa) / ISSN 2605-5317 (digital)
Resumen: El Real Decreto de 1905 supuso un revulsivo para la arquitectura escolar. Por un lado, la decisión de dedicar una partida presupuestaria a subvencionarla fue un estímulo para muchos municipios carentes de recursos. Por otro, la Instrucción adjunta ofrecía información sobre los requisitos a cumplir. Partiendo de estas premisas, los principales arquitectos que trabajaron en Zamora en las dos primeras décadas del siglo XX proyectaron escuelas en las que se combina el rigor en materia higiénica y pedagógica con el diseño personal, así como el empleo de los lenguajes arquitectónicos del momento, tales como el Eclecticismo, el Modernismo y el Regionalismo.
Palabras clave: Arquitectura escolar; Zamora; siglo XX; Segundo Viloria; Francesc Ferriol; Francisco J. Ferrero; Modernismo.
Abstract: The Royal Decree of 1905 reinvigorated school architecture. Firstly, the decision to dedicate a budget allocation to subsidize was a stimulus for municipalities that lacked financial resources. Furthermore, the attached Instruction offered information on the requirements to be met. From these premises, the leading architects who worked in Zamora in the two first decades of the 20th century designed schools in which rigor in hygienic and pedagogical matters merged with a unique design. The inclusion of the architectural languages of the moment, such as Eclecticism, Art Nouveau and Regionalism, was also a critical factor in its aesthetic design.
Keywords: School architecture; Zamora; 20th Century; Segundo Viloria; Francesc Ferriol; Francisco J. Ferrero; Art Nouveau.
*****
El presente artículo pretende ser una contribución al conocimiento de la arquitectura escolar en nuestro país. Esta tipología comenzó a ser difundida y analizada a raíz de los trabajos de Antonio Viñao en los años noventa del siglo XX. Desde ese momento, diversos investigadores han centrado sus estudios en las construcciones educativas a nivel nacional, regional y local. Aunque la limitación en la extensión de este texto no permita presentar una relación extensa, conviene aludir tanto a la redacción de tesis doctorales como a la reciente publicación tanto de números monográficos en revistas como de libros dedicados al tema. Sin duda, todo ello un claro ejemplo de la relevancia que este campo ha venido adquiriendo1.
En esta línea, el caso de la provincia de Zamora es digno de estudio. En primer lugar, porque el estimulo financiero del Real Decreto de 1905 fue aprovechado por un destacado número de municipios de diversa población y ubicación, por lo que contamos con un conjunto de inmuebles que son buena muestra del impacto de dicho marco legal y una aportación al estudio de su implantación tanto en el ámbito regional como nacional. En segundo lugar, por la implicación que los nuevos colegios tuvieron en la modificación de la trama urbana y en la conformación del caserío. Como veremos, era intención del legislador que las escuelas fueran construcciones con empaque y singularidad, que contribuyeran, en definitiva, a renovar un caserío de escasa calidad y, al mismo tiempo, dejaran constancia de la apuesta del Estado por la educación en las zonas rurales.
El interés por dar a conocer esta área geográfica es aún mayor si consideramos la sorprendente variedad estilística de los centros escolares, ya que hallamos muestras del Eclecticismo, hecho habitual por aquel entonces en el conjunto de España, pero también del Modernismo y del Regionalismo. La presencia de la primera de estas dos últimas corrientes en la tipología educativa es poco frecuente en la mayor parte de la Península lo que, en consecuencia, singulariza enormemente el caso zamorano. Finalmente, el presente trabajo amplía el conocimiento de la trayectoria profesional de notables arquitectos de los que era conocida principalmente su labor en la capital provincial y en Madrid.
1. El marco legislativo
El sistema educativo español se dotó de un corpus legislativo en el siglo XIX. El Informe Quintana (1813) introdujo el término instrucción pública2 y en 1821 se elaboró un Reglamento General de Instrucción Pública (1821). Posteriormente, nacieron la Ley de Instrucción Primaria (1838) y la Ley Moyano (1857). La primera determinó que la responsabilidad de los grados básicos de enseñanza recayera en los ayuntamientos3. La segunda obligaba a que los municipios con más de quinientos habitantes tuvieran y sostuvieran una escuela elemental para cada sexo. En aquellos con mayor población, se aumentarían los centros escolares a razón de uno cada dos mil habitantes y se agruparían si no se llegaba a los quinientos.
Por lo que respecta a las tipologías arquitectónicas, se dio un gran paso con la promulgación del Decreto del dieciocho de enero de 1869, publicado el veintitrés del mismo mes4, por ser un documento que presentó las primeras indicaciones para la edificación de escuelas públicas de instrucción primaria5. Mayor impulso se dio a raíz del Real Decreto de cuatro de octubre de 1883, publicado el día siete6, pues dedicaba una partida presupuestaria a esas construcciones y aumentaba el número de requisitos.
Dentro del ambiente regeneracionista del gobierno de Francisco Silvela7, en 1900 se creó el Ministerio de Instrucción Pública, un organismo que, en el Real Decreto de veintiséis de octubre de 1901, estableció un nuevo plan de estudios para la educación primaria8. Por su parte, el Negociado de arquitectura escolar elaboró la Instrucción técnico-higiénica relativa a la construcción de escuelas, publicada el veintinueve de abril de 1905 en la Gaceta de Madrid junto a un Real Decreto que, al igual que el de veinte años antes, aprobaba la concesión de subvenciones a los ayuntamientos para elevar centros de enseñanza9.
Sea como fuere, a pesar de los intentos por planificar y diseñar nuevas escuelas, el hecho es que el déficit de construcciones siguió siendo una constante, lo que llevó a Rafael Altamira a afirmar: “Obligar a los padres a que envíen a sus hijos a las escuelas y no tener dónde colocarlos es una contradicción”10.
En la citada Instrucción se insistía en las cuestiones higiénicas y se manifestaba la necesidad de alejar los colegios de cementerios, hospitales, cuarteles o tabernas y orientar la fachada principal al sur en las áreas frías y al norte en las cálidas. Cabe recordar que la higiene y la pedagogía han sido campos muy unidos en la historia de la arquitectura escolar en España11. Asimismo, se exigía que la construcción fuera sólida, sencilla y a la vez elegante. En referencia a la distribución, tenían que contar con vestíbulo, guardarropa, aulas, despacho, biblioteca, museo, salón multiusos, patio cubierto, campo de recreo y servicios higiénicos. Además, descartaba, a diferencia del Real Decreto de 1883, que la vivienda del docente estuviera en el mismo inmueble. Por último, prestaba atención al confort, con alusiones a la ventilación, la temperatura y la iluminación, así como a la necesidad de disponer de 1,25 metros cuadrados por cada estudiante.
De 1908 datan doce modelos de escuela elaborados por Luis Domingo Rute, completados con los realizados por Julio Sáenz Barés en 1911, un conjunto de planos a emplear como modelos en el caso de solicitar la ayuda estatal para proyectos escolares12.
Un hito de suma importancia para la arquitectura escolar en España tuvo lugar en 1920, cuando a raíz del Real Decreto del veintitrés de noviembre, publicado cinco días más tarde13, se abrió la puerta a que la edificación de los centros fuera presupuestada directamente por el Estado, tal y como había defendido el citado Altamira siete años antes14.
2. La educación y las construcciones escolares de primera enseñanza en Zamora a principios del siglo XX
Hasta bien avanzado el siglo XIX, en la provincia de Zamora, en la mayor parte de las poblaciones con una cierta entidad funcionaban algunos colegios y escuelas privados, muchos de ellos religiosos, mientras que los ayuntamientos sostenían algunos más. A mediados de dicha centuria, existían una escuela superior, 56 completas y 242 incompletas15. En el albor del siglo XX, la situación había mejorado, pues a la única superior se sumaban entre las públicas 181 elementales de niños, 162 de niñas y 261 mixtas, siendo en su mayoría completas16.
Datos más específicos presentó Ismael Calvo Madroño, quien confirmó el déficit de escuelas que sufría la provincia. Así, en 1905 debía contar con 675 y poseía 607, 604 de enseñanza primaria, de las cuales 156 eran de niños, 155 de niñas y 287 mixtas. Como partido judicial más afortunado destacaba Benavente con 102 y el más deficitario Fuentesaúco con 4617. El número fue aumentando muy lentamente en los años posteriores, llegando 614 en 191518 y, de manera más acelerada al final de la década, hasta alcanzar las 657 en 192219.
Respecto al ritmo de su difusión, según la Estadística de edificios-escuela, publicada por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1926, en las últimas décadas del siglo XIX se abrieron 183 escuelas, 110 entre 1900 y 1910 y 97 más en los diez años siguientes20.
Por lo que se refiere a la arquitectura escolar en la provincia de Zamora, sabemos que, tras algunos proyectos en el segundo tercio del siglo XIX, el Real Decreto de 1883 supuso un acicate. Gracias al mismo, se proyectaron nuevas escuelas para Villanueva del Campo, Villamayor de Campos, Vadillo de la Guareña, Alcañices y Benavente21.
Centrándonos en los municipios que solicitaron la ayuda ministerial a raíz del Real Decreto de 1905, en la provincia de Zamora se acogieron a él Alcañices, La Hiniesta, Coreses, Pozoantiguo, Toro, Peleas de Arriba, Venialbo, Algodre, Pinilla de Toro22 y Villarrín de Campos23. A este listado se podría sumar la escuela de Morales de Toro. Sin embargo, no se conserva el proyecto ni en el Ayuntamiento de la localidad ni en el propio centro, así como tampoco hay expediente en el Archivo General de la Administración. El único dato con el que contamos es la inscripción de la fachada que informa de que fue promovida por el gremio de labradores en 1911.
En otro orden de cosas, llama la atención que la totalidad de las escuelas aquí analizadas, excepto la de Toro, fueran unitarias. Dado que las graduadas, establecidas ya en 1898, se han considerado paradigma de la modernidad24, su ausencia en Zamora es un buen reflejo de la precariedad económica de las localidades y su escasa permeabilidad a las nuevas corrientes pedagógicas.
La ubicación de los colegios también fue bastante uniforme. Con la excepción nuevamente del caso toresano, se optó por trasladarlos a las afueras del núcleo habitado, generalmente en uno de los accesos principales y no demasiado alejado del caserío. Este hecho, sin duda forzado por la Instrucción de 1905, difiere de lo ocurrido en décadas anteriores, cuando la práctica totalidad se instaló en calles céntricas.
En cuanto a la estructura general de los inmuebles, no hallamos concepciones originales. En general se siguió la estructura habitual, con un núcleo central sobresaliente, bien en anchura o en altura, y dos crujías laterales que alojaban las aulas, coincidiendo en muchas ocasiones con los modelos ideados por Rute, cuya Colección de Planos modelos de Escuela pública de enseñanza primaria, se difundió por orden de la Circular del Ministerio de diecinueve de noviembre de 190825.
Acabemos señalando que el hecho de que la legislación insistiera en la dignidad de las escuelas hizo que las construcciones fueran sólidas, con presencia y poseedoras de valores estilísticos. Unas circunstancias que dignificaban la arquitectura pública, común a todos los vecinos, en poblaciones en las que los edificios más sobresalientes habían sido los templos y, en ocasiones, las viviendas nobiliarias. De este modo, las instituciones educativas fueron reflejo de una nueva mentalidad, que abogaba por una sociedad más justa e igualitaria o, al menos, esa era la intención que se quería transmitir a través de las nuevas escuelas, elevadas bajo el auspicio tanto de la administración local como de la estatal. En este sentido, el ejemplo de Coreses o Pozoantiguo es revelador, tanto por su empaque como por su filiación modernista.
Tres son los arquitectos que firmaron los planos de los centros escolares a los que aludiremos a continuación. Segundo Viloria (1853-1923), Francesc Ferriol (1871-1946) y Francisco Javier Ferrero (1891-1936). A ellos podríamos sumar a Gregorio Pérez Arribas (1877-1937) en el caso de ser el tracista de la escuela de Morales de Toro.
3. Segundo Viloria y el Eclecticismo
Segundo Viloria Escarda nació en Benavente en 1853 y se tituló como arquitecto en 1877. La totalidad de su carrera la desarrolló en Zamora donde, además de la actividad privada, ocupó los cargos de arquitecto provincial y diocesano. Su estilo se enmarca en un Eclecticismo clasicista que abarca desde el neorrenacimiento del Palacio Provincial (1878) al academicismo de la Casa Bobo (1898). El empleo del ladrillo y el desarrollo de sus posibilidades lo singularizan en el panorama regional e incluso nacional, como queda demostrado en el mercado de abastos de la Ciudad del Duero (1902), en la Casa González (1903) en su localidad natal y en la Casa Bobo (1916) de nuevo en la capital26. Viloria también destaca por su aportación a la arquitectura escolar. Entre sus propuestas anteriores al Real Decreto de 1905, sobresale la escuela de la Encomienda en Benavente (1894)27.
Segundo Viloria es el autor del proyecto del centro escolar de La Hiniesta. Los primeros pasos se dieron en 190528, pero no fue hasta 1910 cuando se adquirió el solar29 y se determinó que: “el sr. Alcalde encarge inmediatamente al arquitecto provincial de Zamora la formación del proyecto”30, cargo que, como hemos dicho, por aquel entonces ocupaba Segundo Viloria. Las obras se iniciaron tres años después y fueron recepcionadas en 191631.
Lamentablemente no conservamos el proyecto y se ha perdido parcialmente la distribución interior, pero dado que se pensaba contar con la subvención, suponemos que se cumpliría con todos los requisitos de la Instrucción. De planta única y forma de T, concordaría con el modelo ocho de Rute. Basándonos en él y por el tamaño de los huecos, podemos suponer que las dependencias ubicadas en el eje de fachada corresponderían a los servicios comunes, flanqueadas por las puertas de acceso que permitían acceder a los guardarropas y a las aulas, que poseen los vanos de mayor luz.
Al exterior, los muros poseen un basamento de sillería y unos muros de ladrillo perforados por ventanales de arco rebajado. El mayor interés reside en el cuerpo central, coronado por un frontón de sillares sobreelevado en su parte central donde aloja el escudo nacional de la época (Fig. 1). Como complemento, los dinteles de las puertas de acceso de los respectivos sexos también son de piedra. Por último, cabe aludir a la verja que protege el inmueble, en concreto a las puertas de hierro, pues la concepción concéntrica de su parte inferior caracteriza los trabajos metálicos de Viloria. Buena prueba de ello es el citado mercado de Zamora y gran parte de los antepechos de balcones por él diseñados en multitud de viviendas.
4. Francesc Ferriol y el Modernismo
Francesc Ferriol Carreras nació en Barcelona en 1871 y se tituló en 1894. Arquitecto eminentemente modernista, desarrolló su trabajo en la Ciudad Condal hasta que fue nombrado responsable de las obras municipales de Zamora en 1907, donde residió hasta 1916. Allí legó un importante patrimonio. Ferriol adaptó el Modernismo barcelonés sin perder su esencia, intensificó la policromía para compensar la pobreza de los materiales y supo dar rentabilidad a elementos peculiares en la localidad castellanoleonesa como los miradores. Buenos ejemplos de su trabajo son las casas Matilla (1911), Gato (1912) y Macho (1915). Tras una brevísima estancia en Cádiz, regresó a Barcelona, donde vivió hasta su fallecimiento en 1946. En su etapa final, evolucionó hacia un Eclecticismo tardío con connotaciones cercanas al Noucentisme. Su obra más representativa de este último período fue la Cámara de la Propiedad Urbana (1923)32.
Además de los centros escolares que abordaremos a continuación, Ferriol fue el tracista de los planos de una escuela graduada promovida por Francisco Lozano en la calle Sacramento de Zamora. Diseñada en 1908, se trataba de un edificio compacto en un solar entre medianeras y, aunque contaba con todas las dependencias requeridas y el técnico abrió grandes ventanales para iluminar las aulas, la distribución resultaba desordenada y los espacios angostos33.
En la Villa de Alcañices se mantiene en pie la escuela proyectada por Ferriol en marzo de 1908. Algunas décadas antes, la capital de Aliste ya intentó contar con un centro escolar pero la propuesta nunca se materializó34. Sin cejar en el empeño, en la sesión municipal del veintisiete de enero del citado año la decisión fue firme, se solicitó el proyecto al arquitecto catalán y, el tres de febrero siguiente, se expresó la voluntad de acudir a la subvención gubernamental35.
La idea inicial del Ayuntamiento era instalar la escuela en una de las propiedades del Marqués de Alcañices o en alguna casa de la localidad. Sin embargo, ante la imposibilidad de encontrar una que cumpliera con los requisitos necesarios, se optó por realizarla de nueva planta y ubicarla en un solar del Ayuntamiento situado a las afueras36.
El barcelonés firmó el proyecto en marzo de 190837. En la memoria insistió reiteradamente en las cuestiones de ventilación, ubicación e iluminación y en el lógico aislamiento de los retretes, lo que demuestra que tenía en mente las exigencias de la Instrucción de 1905.
El técnico diseñó un centro escolar de planta única que adoptaba forma de H con dos tramos centrales alargados con vestíbulos, guardarropas, despachos, almacenes y sendas aulas para niños y niñas (Fig. 2). En cada una cabrían unos sesenta alumnos, lo que supondría más de metro y medio cuadrado por individuo. El cuerpo central se destinaba a biblioteca y a museo. En los extremos, planteaba unas galerías cubiertas. En la fachada trasera se abrían unos pasos acristalados que comunicaban los baños, ubicados en la fachada zaguera del inmueble, con el resto de las dependencias. En ellos, dispuso un urinario para cada quince estudiantes. Se ha afirmado que Ferriol se inspiró en la propuesta número siete de Luis Domingo de Rute38. Sin poner en duda esta afirmación, pues efectivamente el albaceteño sugería esta estructura precisamente para ciento veinte infantes, hay que matizar que los prototipos del Negociado se publicaron ocho meses después de que el catalán firmara sus planos, por lo que debemos suponer la existencia de una difusión fuera de los cauces oficiales. En efecto, muchas son las coincidencias, siendo la única diferencia que nuestro arquitecto prescindió de los ingresos extremos y alineó los excusados en paralelo al muro de cierre.
Respecto a la fachada, en la distribución de los volúmenes, hallamos notables similitudes con el modelo siete de Rute, cuyo alzado había salido a la luz a finales del año anterior39: tres vanos en el eje, flanqueados por los ingresos, cuatro ventanales para las aulas y tres más, dos en el caso de Rute, para las crujías transversales. Los módulos centrales y extremos se rematarían con piñones. La sencillez prima en el conjunto, aunque el arquitecto ideó prominentes recercos de remate curvos, grandes claves para los vanos de las galerías cubiertas y salmeres con motivos de contario. Asimismo, en el piñón diseñó un juego escalonado con los canes que incluía algún motivo floral y una cartela sinuosa.
Durante el proceso, Ferriol presentó un plano que no se conserva. Se añadió una planta más sobre el cuerpo central lo que, a la postre, le daría un aspecto similar a los prototipos franceses de la mairie-école, difundidos por la Revue Générale de l’Architecture40. Al no conservarse actualmente la distribución inicial, desconocemos a qué se destinaría el piso alto, aunque, sin duda, no era para la vivienda de los docentes toda vez que quedaba excluido en la Instrucción de 1905 y, en consecuencia, habría provocado que el proyecto fuese rechazado en el Ministerio. Igualmente, se modificó la distribución de los vanos, se redujeron a tres en los salones de clase y se suprimieron las galerías de los extremos y los pasos acristalados. Esto resulta de gran interés, porque Ferriol, al quedar libres los testeros, decidió abrir vanos en ellos y, así, iluminar las aulas desde tres de sus frentes (Fig. 3). Esta opción tradicionalmente se rechazó en las construcciones escolares. Fue también desaconsejada por Repullés Vargas quien, sin embargo, la incluyó en varios modelos41. La Instrucción de 1905 tampoco se mostró favorable, aunque se matizaba que “combinada con la lateral es más aceptable”. Creemos que, diseñando Ferriol por aquel entonces el Laboratorio Municipal de Zamora, la similar concepción volumétrica y la coincidente necesidad de iluminación y ventilación, llevó al arquitecto a horadar huecos en los lados menores de la escuela de Alcañices como los dispuso en el inmueble capitalino. Consideró tan acertada la propuesta, que la incluyó en todos sus proyectos escolares posteriores. En este punto conviene citar lo que escribió en la memoria de la escuela de Pozoantiguo, de la que nos ocuparemos más adelante. Allí afirmó que el grado de preponderancia del vano sobre el muro determinaba que los edificios pudieran clasificarse bien como alegres y atractivos, si los huecos primaban, o, por lo contrario, fríos y repulsivos, si eran escasos. Sin duda, el barcelonés buscaba lo primero.
Finalizamos aludiendo a los elementos modernistas que observamos en la actualidad y que, aunque escasos, dotan de carácter al colegio. Ferriol aportó sinuosidad a los dinteles y alfeizares e incluyó motivos cruciformes y florales en la placa que identifica el centro, en el piñón y en los recercos, cuyas esquinas suavizó. Detalles todos ellos que entroncarían con el lenguaje modernista habitual en el técnico.
A pesar de la celeridad inicial, a causa de la penuria económica, que llevó al Ayuntamiento a enajenar la lámina de propios, la construcción se dilató en el tiempo y no fue hasta el curso 1911-1912 cuando el colegio comenzó a funcionar42.
No se conserva el proyecto de la escuela de Peleas de Arribas, pero la autoría por parte de Ferriol está confirmada por su elección en la sesión municipal del siete de noviembre de 190943.
El colegio está constituido por un núcleo central destinado a los accesos y las dependencias auxiliares, que se une a sendas crujías, ligeramente más estrechas, para las aulas correspondientes a ambos sexos, iluminadas por cuatro vanos. Si observamos los modelos planteados por Rute, la escuela de Peleas responde a la propuesta número dos. En este caso, no sabemos si el proyecto incluía el pabellón de aseos y cantina que sugería el manchego, aunque es más que probable puesto que los salones de clase ocupan todo el espacio disponible.
Aparte de citar nuevamente la relación volumétrica con el Laboratorio Municipal de Zamora, aludimos a este centro escolar por ser el primero en el que Ferriol, ya desde el principio, abrió ventanales tanto en el frente como en los testeros, estos hoy tapiados. Tal vez en un momento posterior se consideró, tal y como prevenían Repullés y la Instrucción de 1905, que se producía un exceso de iluminación.
El exterior es muy sencillo. Los únicos elementos que animan los muros son los recercos de ladrillo enlazados mediante una imposta del mismo material con dos hiladas a tizón y una central a dente a sardinel que también encontramos en el alféizar. Conviene indicar que el empleo de las piezas aplantilladas en contraste con la sillería del zócalo, los esquinales y las claves, así como el revoco de los muros, crean un efecto polícromo que no es ajeno a las propuestas modernistas más modestas de Ferriol (Fig. 4).
Casi en las mismas fechas en las que Segundo Viloria proyectaba la escuela de La Hiniesta, Francesc Ferriol hacía lo propio en Coreses. El técnico catalán tuvo en cuenta las disposiciones de la Instrucción de 1905 y, dado que se pretendía elevar la escuela en un solar libre y más espacioso, diseñó en 1910 un centro escolar de amplias dimensiones que, lamentablemente nunca llegó a construirse44.
Con planta rectangular y una concepción simétrica, en la planta baja dispuso un núcleo central ocupado por los despachos del profesorado, dos vestíbulos con acceso desde la calle, dos dormitorios, dos guardarropas, la escalera y una estancia común para custodiar los enseres y el material escolar. En los extremos se encontraban las aulas, rectangulares, que comunicaban con los aseos y los patios de recreo a través de sendas galerías acristaladas y techadas. Un esquema que, de nuevo, se acerca al modelo número siete de los planteados por Luis Domingo de Rute45, pero con la singularidad de adosar aquellas a la fachada zaguera para, como en Alcañices y Peleas de Arribas, iluminar los salones de clase también desde los testeros, y de que el tramo entre la calle central y las aulas se retranquea, lo que dinamiza el conjunto. En la planta superior, el facultativo catalán ubicó, en el eje de fachada, el museo escolar, a la derecha la biblioteca y a la izquierda la vivienda del conserje, distribuida en dos dormitorios, un comedor y una cocina con despensa y servicio (Fig. 5).
En alzado, Ferriol concibió los muros con grandes ventanales orientados al sur y norte para los salones de clase, todos ellos orlados con chambranas de ladrillo de destacadas claves. Similares huecos hallamos en el resto de las dependencias. Llaman la atención, por su mayor luz, los vanos de los muros testeros y el central del frente noble. Los primeros son testimonio de la reiterada querencia del técnico por aumentar la iluminación de los salones al abrir ventanales en tres de sus frentes. Asimismo, quiso dotar de ritmo a la fachada, enlazando los huecos de las aulas mediante una imposta, que a su vez aúnan las puertas de ingreso y la ventana contigua. Por último, dejó la fábrica latericia a la vista en el tramo central que remató con un piñón.
Como elementos decorativos, el barcelonés incluyó motivos florales de corte cruciforme, claves de sillería, juegos de ladrillo en los salmeres, esquinas y algún antepecho y, quizás, algún elemento cerámico a base de ondas que no podemos distinguir por la ausencia de diferenciación cromática en los planos. Todo el conjunto a priori cabe abscribirlo al estilo ecléctico, con evidentes referencias a la arquitectura industrial y del ladrillo, tal vez, como en otros ejemplos, entroncado en su variante polícroma (Fig. 6). De cualquier manera, la presencia de los detalles vegetales inscritos en formas cuadrangulares, las bandas cerámicas y el trabajo de forja en los óculos enlazan con el lenguaje modernista del arquitecto y, de este modo, acercan la escuela de Coreses a algunos ejemplos que diseñó por aquel entonces en la capital provincial, caso del citado Laboratorio Municipal o la Casa Montero (1915). Llegados a este punto, hay que recordar que, como consecuencia de la simultaneidad de estilos que existía en aquella época, fue común en la arquitectura española que los valores estilísticos del Eclecticismo y el Modernismo se combinaran en la misma construcción. Circunstancia de la que, naturalmente, Zamora no fue una excepción46.
Ferriol también fue el tracista de la escuela de Pozoantiguo. En la sesión municipal del diecinueve de septiembre de 1910 se solicitó la confección del expediente47. Habida cuenta del requisito de prescindir de la vivienda del docente en el centro escolar para cumplir con Instrucción de 1905, se insistió en este punto en el informe fechado el veinte septiembre del mismo año que redactó la Comisión creada a tal efecto. En la sesión del veintisiete del mismo mes, se decidió la ubicación, en un solar que reunía las condiciones topográficas, de extensión superficial, orientación e iluminación adecuadas. A lo largo del proceso, hasta su apertura en 1917, se sumó al proyecto el consejero de Instrucción pública Ismael Calvo Madroño, natural de la localidad.
Ferriol iniciaba la memoria con unas líneas calcadas a las que encabezan la de la capital alistana y añadió alusiones a las condiciones pedagógicas exigibles. Igualmente, en el caso de Pozoantiguo evocó reiteradamente el Real Decreto de 1905 y su Instrucción. Por ejemplo, al tratar la ubicación, fuera del casco habitado, la orientación sudsudeste y la iluminación.
Las escuelas de Coreses y de Pozoantiguo, salvo las diferencias en alzado, son prácticamente idénticas. Recordemos que se diseñaron en un lapso de seis meses. En ambas, el facultativo, como en Alcañices, coincidió con el modelo número siete de los propuestos por Rute.
La planta no presenta novedades respecta a la anterior. Las dependencias a nivel de suelo son las habituales: vestíbulos, despachos, guardarropas, dormitorios para los niños indispuestos y aulas. En el piso superior, Ferriol no compartimentó el espacio, creó un gran salón de actos y una amplia biblioteca destinada a su vez a museo. Dispuso asimismo unas galerías cubiertas que, como en Coreses, se desplazaron para liberar los testeros (Fig. 7). Respecto a los materiales, el técnico eligió piedra sillar de Villallano, ladrillo de El Perdigón para las piezas que quedarían a la vista y ordinario para los paramentos enlucidos.
Sin duda, el arquitecto quiso dar un carácter monumental al inmueble. La fachada resulta llamativa. En líneas generales no difiere de la de Coreses, pero la amplia puerta y el gran balcón de la planta alta, así como el coronamiento con un piñón que aloja el reloj y remata con un campanil, evoca una casa consistorial. Esta sensación se extiende al interior, donde hallamos un amplio zaguán que permite el acceso a la escalera. Concebida a modo de las imperiales, llama la atención por sus dimensiones y, pasando al detalle, por los barrotes de las barandillas, similares a los que encontramos en otras creaciones del catalán, como las casas de Teresa Vallhonrat (1903) de Barcelona y de Valentín Matilla (1909) y de Timoteo Calvo Madroño (1914) de Zamora, esta última promovida por el hermano del citado Ismael (Fig. 8).
Por lo que se refiere a los valores estilísticos, Ferriol realizó unas interesantes apreciaciones en la memoria. A pesar de ser un arquitecto profundamente modernista, y de modernista se puede clasificar esta escuela, de sus palabras se deduce que no tenía conciencia de participar en la codificación de un lenguaje singular, pues aludiendo a este asunto, añadió en la memoria que “para dar á ciertos edificios sabor apropiado se acude frecuentemente á caracterizarlos mediante el estilo predominante en la epoca de su florecimiento”, es decir, para los templos, los lenguajes medievales o para los gubernamentales, el clásico. Sin embargo, al considerar el barcelonés que no había un lenguaje arquitectónico específico para las escuelas, concluyó “no hemos creido oportuno aceptar determinado estilo, aprovechando unicamente la policromia natural”. Esta afirmación viene confirmada por el contraste de los materiales: ladrillo, sillería, enfoscado de los muros y piezas cerámicas, si hacemos caso a los planos.
No obstante, contradiciendo sus palabras, como buen arquitecto del Modernismo, Ferriol imprimió un marcado carácter a la escuela de Pozoantiguo. Así, los arcos rebajados y segmentados, la variada decoración vegetal, los péndulos de las jambas, el remate coronado del vano central y el marco romboidal de la esfera del reloj forman parte de su repertorio habitual y entroncan firmemente con la estética modernista. Más aún, se puede afirmar que la fachada en su totalidad posee cierto dinamismo, creado tanto por el retranqueo de los tramos intermedios como por la sinuosidad que crea la curvatura de los guardapolvos de los vanos en combinación con las composiciones escalonadas de los salmeres y la cornisa. Sin olvidar, por último, la concepción global de la ornamentación del inmueble que se extiende a la carpintería y a la forja. Bellísima la reja del montante del ingreso principal.
Así las cosas, queda patente la evolución de Ferriol a lo largo de los años. Un arquitecto que, como ocurrió con sus viviendas, fue afianzándose como técnico modernista con el pasar del tiempo y por la mayor aceptación por parte de los comitentes. Pozoantiguo es la culminación de un proceso iniciado en Alcañices una década antes.
5. Gregorio Pérez Arribas y la arquitectura de ladrillo
Cabe insertar en este punto una breve referencia a la escuela de Morales de Toro. Ya indicamos que, al no conservarse el proyecto, desconocemos la autoría, pero, aunque no exista documentación que lo corrobore, atribuimos la escuela de Morales de Toro a Gregorio Pérez Arribas.
Nacido en Ávila en 1877, obtuvo el título de arquitecto en 1901. Tras su paso por Peñaranda de Bracamonte (Salamanca), Teruel y Barcelona, en febrero de 1906 obtuvo el cargo de arquitecto municipal en Zamora. Lo ocupó hasta julio del año siguiente, cuando fue forzado a dimitir. Tras el regreso de Francesc Ferriol a Barcelona en 1916, Pérez Arribas volvió a la oficina técnica, donde permaneció hasta 1923, cuando consiguió la plaza de arquitecto provincial, que mantuvo hasta su fallecimiento en 1937. Pérez Arribas fue un técnico plenamente ecléctico, cuyo estilo fue enriqueciéndose a lo largo de los años y principalmente a raíz de la llegada de Ferriol a Zamora, con la consiguiente competencia con las propuestas modernistas del barcelonés. Entre sus obras más sobresalientes se encuentran las casas Guerra (1907), Rueda (1918) y Andreu (1927), dotadas de fachadas muy efectistas con un riquísimo repertorio decorativo. También realizó alguna incursión en el Modernismo, caso de la Casa Galarza (1909) y sobre todo varias construcciones, tanto residenciales como industriales, en las que el ladrillo fue el principal protagonista48. En este sentido, hay que añadir que Pérez Arribas llegó a codificar un estilo propio fácilmente identificable49.
Promovido en 1911 por el Gremio de labradores de la localidad, tal y como se recoge en la placa de la fachada, la escuela de Morales de Toro consta de un cuerpo central de dos plantas y cinco vanos por altura, con balcones en el caso de la superior, al que se adosan dos crujías perpendiculares de planta única que alojaban las aulas. Es un diseño distinto al que hemos visto hasta ahora, recordando al modelo diez de los propuestos por Rute, es decir, un núcleo central, que aloja los servicios generales, flanqueado por dos crujías perpendiculares que albergan las aulas. La fachada principal sigue la forma habitual, alargada con una sucesión de huecos, alterados en la actualidad ya que los accesos debían estar situados de manera simétrica en los extremos del núcleo principal. Destaca el empleo del ladrillo a vista tanto en los recercos de los vanos como en las impostas y las cornisas. Se incluyeron dinteles curvos, algunos juegos escalonados y las jambas en cremallera (Fig. 9). Señalemos en este punto que el ladrillo fue un material de uso frecuente en la arquitectura escolar. Buen ejemplo son todos los centros que presentamos en estas páginas. Sin embargo, en los anteriores se incorporaron elementos estilísticos que permiten su adscripción a determinadas corrientes, como puede ser el Eclecticismo o el Modernismo pero, en Morales de Toro, la ausencia de aquellos solo permite clasificar el colegio dentro de la denominada arquitectura del ladrillo.
Respecto a la atribución a Pérez Arribas, la concepción general de la escuela de Morales de Toro, ordenada, simétrica y austera, es compartida con muchos de sus diseños contemporáneos, especialmente aquellos en los que el ladrillo fue protagonista. De igual modo, la voluntad de contrastar la fábrica latericia con el muro enfoscado también fue distintiva de este técnico. Finalmente, los vanos con arco rebajado, carentes de clave, con guardapolvos, impostas dentelladas y jambas en cremallera son habituales en el repertorio del abulense, como atestiguan muchos edificios elevados en la capital provincial bajo su rúbrica. En concreto, la composición general recuerda enormemente a la Panera Social (1921).
6. Francisco Javier Ferrero y el Regionalismo
Francisco Javier Ferrero Lluisá, nació en Madrid en 1891 y obtuvo el título en 1916. Arquitecto del Ayuntamiento de su ciudad natal desde 1919, su trabajo hasta el inicio de la Guerra Civil estuvo marcado por el de su padre. En este período, sus obras enlazan con las diversas variantes de la corriente regionalista. Por ilustrar el inicio y el final, de 1919 es la Casa de Correos de Vitoria, en colaboración de Luis Díaz Tolosana, y de 1932 es la Tenencia de Alcaldía de Arganzuela. Simultáneamente, Ferrero inició su andadura en el racionalismo, con excelentes ejemplos en algunos mercados madrileños, como el de Olavide (1931). De cualquier manera, su obra más representativa es el viaducto de la calle Segovia, diseñado en colaboración con los ingenieros de caminos José Juan Aracil y Luis Aldaz Muguiro50.
El madrileño es el autor de un proyecto para la escuela municipal de Toro. Los trámites se iniciaron en los primeros años de la segunda década del siglo XX, aunque los pasos más firmes se dieron en 1918. En las sesiones del veintidós y veinticuatro de julio se debatieron los posibles emplazamientos y, aunque se planteó ubicar el centro escolar en la confluencia de las calles Mojalbarda y Judería, al final se optó por un solar ubicado entre la calle Mentija y el paseo de la Corredera, en el extremo norte de la localidad, con lo que se permitía una localización céntrica, dentro del casco consolidado, a la vez que despejada. El colegio, concebido por este arquitecto en agosto de 1918, a pesar de no haberse construido, puede considerarse uno de los mejores ejemplos del Regionalismo en la provincia de Zamora51.
Desde el punto de vista de la tipología escolar, hay que subrayar tanto la racionalidad en la distribución como la naturaleza graduada del centro, novedad en el panorama provincial si exceptuamos la promovida por Francisco Lozano en la capital en 1908 que ya señalamos. Dos hechos fundamentales contribuyeron a ello. El primero, el municipio de residencia de Ferrero, pues es obvio que en Madrid había una mayor difusión de los modelos más avanzados de la arquitectura escolar, sea en el plano teórico sea en el edificatorio. El segundo, la construcción pocos años antes en Toro del pabellón de párvulos para la Fundación González Allende bajo planos de Antonio Flórez (1877-1941, titulado en 1904)52.
En la planta, el técnico dispuso un cuerpo central sobresaliente en el que situó el vestíbulo, que comunicaba con el guardarropa, la cocina, el comedor, la carbonera y un baño. Desde el zaguán también se accedía a las aulas, dos por lado, dedicadas a tres grados y a trabajos manuales, cuyos ventanales recibían iluminación del mediodía, dejando los pasillos en el frente septentrional. Al final de estos se encontraban los baños y los recreos cubiertos, que avanzaban respecto al resto de la fachada. Tras ellos, Ferrero, preocupado por el desarrollo integral del alumnado, propuso incluir dos dormitorios, con función de enfermería, y un gimnasio. Por último, la planta alta, que solo ocupaba el núcleo central, se destinaba a biblioteca y museo. Tal y como queda patente y así el facultativo lo reiteró en la memoria, se tuvieron presentes los requerimientos de la Instrucción de 1905.
En el plano de alzado se manifiesta la filiación regionalista del inmueble (Fig. 10). Ya indicamos que Javier Ferrero se movió dentro de esa corriente en los primeros años de su actividad profesional. En Toro, incluyó unos prominentes aleros de madera, con tornapuntas en la planta baja y ménsulas en la superior, ventanales cobijados por arcos de ladrillo, pies derechos lignarios con zapatas en los recreos y rejas con copete y escudo. De igual modo, sabemos que el arquitecto planteó el uso de paños cerámicos en el interior. Ferrero, con ello, compensó la pobreza de los materiales con los efectos polícromos, logrados con el contraste de los muros enfoscados y el zócalo latericio y la madera.
Conviene indicar en este punto que el Regionalismo o si se quiere una variante definida por Leopoldo Torres Balbás como “regionalismo racionalista”53 también fue escogido por otros arquitectos contemporáneos para sus construcciones escolares, como es el caso de los primeros grupos ideados por Antonio Flórez en Madrid54 o la Escuela Normal de la vecina Valladolid, actual colegio García Quintana55, así como otros más en esta última localidad56. Ya hemos expuesto que el arquitecto vigués proyectaba en Toro por los mismos años que Ferrero los primeros edificios de la Fundación González Allende, donde empleó los arcos de medio punto, el ladrillo a vista y los prominentes aleros, tan habituales en la arquitectura regionalista de la época.
Precisamente la contemporánea intervención de Flórez en Toro nos lleva a señalar otra coincidencia, pero no tanto en los elementos del Regionalismo, sino en los amplios vanos rectangulares que iluminan las aulas. Rompen con el citado lenguaje y se acercan a los empleados por el gallego en su pabellón de párvulos, concebido en 1914 y elevado en 1916. De cualquier manera, en el caso de Ferrero, son de menor luz y de concepción más tradicional por lo que no rompen la clasificación estilística del conjunto que es plenamente regionalista, bien manifestada en el torreón central, el destacado alero y las rejas que protegen los vanos.
Bibliografía
ALTAMIRA CREVEA, Rafael, Problemas urgentes de la enseñanza primaria en España, Madrid, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 1914.
ÁLVAREZ LÁZARO, Pedro, Cien años de educación en España. En torno a la creación del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, Madrid, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2001; disponible: https://sede.educacion.gob.es/publiventa/cien-anos-de-educacion-en-espana-en-torno-a-la-creacion-del-ministerio-de-instruccion-publica-y-bellas-artes/historia/8837.
Anuario estadístico de España. Año II. 1915, Madrid, Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, 1916; disponible: https://www.ine.es/inebaseweb/treeNavigation.do?tn=147453&tns=147586#147586.
Anuario estadístico de España. Año VIII.-1921-22, Madrid, Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, 1923; disponible: https://www.ine.es/inebaseweb/treeNavigation.do?tn=148740&tns=149186#149186.
AÑÓN ABAJAS, Rosa María, La arquitectura de las escuelas primarias municipales de Sevilla hasta 1937, Sevilla, Universidad de Sevilla y Junta de Andalucía, 2005.
AÑÓN ABAJAS, Rosa Mª (coord.), “Arquitectura escolar y educación”, PPA proyecto, progreso, arquitectura, 17 (2017), Sevilla.; disponible: https://revistascientificas.us.es/index.php/ppa/issue/view/453.
ÁVILA DE LA TORRE, Álvaro, Arquitectura y urbanismo en Zamora (1850-1950), Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, 2009.
ÁVILA DE LA TORRE, Álvaro, “La permeabilidad entre el Modernismo y el Eclecticismo en Zamora. Ejemplo de la indefinición y dificultad en la clasificación de la arquitectura entre los siglos XIX y XX”, Studia Zamorensia, 9 (2010), pp. 87-110; disponible: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3831913.pdf.
ÁVILA DE LA TORRE, Álvaro, Francesc Ferriol Carreras. Arquitecto (1871-1946), Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, 2021.
ÁVILA DE LA TORRE, Álvaro, “Provectos de escuelas de primera enseñanza diseñados por Pablo Cuesta y Segundo Viloria en la segunda mitad del siglo XIX”, Liño. Revista Anual de Historia del Arte, 28 (2022), pp. 62-63; disponible: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8506519.
BALDELLOU SANTOLARIA, Miguel Ángel, Los Ferrero. Arquitectos en Madrid (2), Madrid, Ayuntamiento de Madrid, 2005; disponible: https://oa.upm.es/67244/2/2005_ferrero_MAB_2.pdf.
CABIECES IBARRONDO, María Victoria, La arquitectura de los centros docentes en Cantabria en los siglos XIX y XX, Santander, Universidad de Cantabria, 2016; disponible: https://repositorio.unican.es/xmlui/handle/10902/13466.
CALVO MADROÑO, Ismael, Descripción Geográfica, Histórica y Estadística de la provincia de Zamora, Madrid, Librería General de Victoriano García, 1914.
CUESTA ESCUDERO, Pedro, La escuela en la reestructuración de la sociedad española (1900-1923), Madrid, Siglo Veintiuno editores, 1994.
FERNÁNDEZ Y FERNÁNDEZ-NAVAMUEL, Manuel, “Condiciones generales de los centros escolares y edificios destinados a Escuelas”, La Construcción Moderna, V/24 (treinta de diciembre de 1907), pp. 398-419; disponible: https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=76172dd7-03c6-43ec-9949-2b8ce9f88417.
GUERRERO LÓPEZ, Salvador (coord.), “Sobre el espacio escolar: Nuevas perspectivas”, Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, 113-114 (2019), Madrid.
GUERRERO LÓPEZ, Salvador, “Arquitectura y pedagogía. Las construcciones escolares de Antonio Flórez”, en Antonio López, arquitecto (1877-1941), Madrid, Residencia de Estudiantes, 2002, pp. 61-101; disponible: https://oa.upm.es/53774/1/2002_pedagogia_GL_1.pdf.
HERNÁNDEZ DÍAZ, José María, “Liberalismo y escuela primaria en Castilla y León (1834-1868)”, en HERNÁNDEZ DÍAZ, José María (coord.), La escuela primaria en Castilla y León. Estudios históricos, Salamanca, Amarú Ediciones, 1993, pp. 53-66.
HERNÁNDEZ LUIS, José Luis, “Intervenciones del arquitecto Francisco Ferriol en Alcañices (Zamora) a principios del siglo XX”, Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, 119 (2021), pp. 401-425; disponible: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8068483.
LÓPEZ MARTÍN, Ramón, “La construcción y creación de escuelas en la España del primer tercio del siglo XX”, Historia de la educación,16 (1997), pp. 65-90; disponible: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=87539.
MARTÍNEZ MARCOS, Amaya, Modernidad y vigencia en la arquitectura escolar de Barcelona y Valencia (1956-1968), Barcelona, Universitat Politècnica de Catalunya, 2016; disponible: https://www.tdx.cat/handle/10803/384321#page=1.
ORTUETA HILBERATH, Elena de, “Modelos de escuelas de educación primaria pública avalados por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes”, Norba-Arte, XVII (1997), pp. 172-191; disponible: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/107534.pdf.
PUELLES BENÍTEZ, Manuel de, Educación e ideología en la España contemporánea, Madrid, Tecnos, 2010.
RAMOS RUIZ, María Isabel, Historia de la educación en Zamora. Escolarización y sociedad en la provincia en la segunda mitad del siglo XIX, Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, 1986.
REPULLÉS VARGAS, Enrique María, Disposición, construcción y mueblaje de las escuelas públicas de Instrucción Primaria, Madrid, Imprenta del Fortanet, 1878.
RIVERA BLANCO, Javier, “Antonio Flórez y la Escuela Normal de Valladolid: entre el regionalismo y la modernidad”, en MATA PÉREZ, S. (dir.), Arquitecturas en Valladolid: tradición y modernidad 1900-1950, Valladolid, Colegio de Arquitectos, 1989, pp. 145-169.
RODRÍGUEZ ESTEBAN, María Ascensión, La arquitectura de ladrillo y su construcción en la ciudad de Zamora, Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, 2012.
RODRÍGUEZ MÉNDEZ, Francisco Javier, Aquellos colegios de ladrillo. La arquitectura escolar de la “Oficina técnica” en Valladolid 1928-1936), Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 2008.
RODRÍGUEZ MÉNDEZ, Francisco Javier, Arquitectura escolar en España 1857-1936. Madrid como paradigma. Tesis doctoral, Madrid, Universidad Politécnica de Madrid, 2004; disponible: https://oa.upm.es/254/1/03200410_V1.pdf.
RODRÍGUEZ MÉNDEZ, Francisco Javier, “Influencia francesa en la arquitectura escolar española”, en HERNÁNDEZ DÍAZ, José María (ed.), Francia en la educación de la España contemporánea (1808-2008), Salamanca, Universidad de Salamanca, 2011, pp. 185-218; disponible: https://gredos.usal.es/bitstream/handle/10366/113163/DCA_RodriguezMendezFJ_Influencia.pdf?sequence=1&isAllowed=y.
RODRÍGUEZ MÉNDEZ, Francisco Javier, “La arquitectura escolar española del primer tercio del siglo XX, vista desde Castilla y León”, Artigrama, 34 (2019), pp. 187-220; disponible: http://www.unizar.es/artigrama/html_dig/34.html.
RODRÍGUEZ MÉNDEZ, Francisco Javier, “Luis Domingo de Rute, arquitecto de modelos para la construcción de escuelas públicas en España a comienzos del siglo XX”, Historia de la Educación, 38 (2019), pp. 257-276; disponible: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7419462.
SÁNCHEZ MUÑOZ, Aurora, Historia de la educación en Zamora. Primera enseñanza y analfabetismo en la provincia de Zamora (1900-1930), Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, Zamora, 1987.
TORRES BALBÁS, Leopoldo, “Los edificios escolares vistos desde la España rural”, Oficina técnica para la construcción de escuelas. Conferencias leídas por los arquitectos Don Joaquín Muro Antón, Don Leopoldo Torres Balbás y Don Bernardo Giner de los Ríos los días 13, 20 y 27, con motivo de la exposición de arquitectura escolar, Madrid, 1933; disponible: https://oa.upm.es/33478/1/1933_escuelas.pdf.
VÁZQUEZ ASTORGA, Mónica, Escuelas de enseñanza primaria pública en Aragón (1923-1970), Zaragoza, Institución “Fernando el Católico”, 2013; disponible: https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/33/18/_ebook.pdf.
VÁZQUEZ ASTORGA, Mónica (coord.), “Escuela para todos. Arquitectura y política educativa en España (siglos XIX y XX): número monográfico”. Artigrama, 34 (2019); disponible: http://www.unizar.es/artigrama/html_dig/34.html.
VEGA GIL, Leoncio, Historia de la educación en Zamora. El nacimiento del sistema escolar. 1800-1850, Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, 1986.
VILORIA, Antonio, Segundo Viloria (1855-1923) Un arquitecto zamorano. Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo”, Colegio Oficial de Arquitectos de León (delegación de Zamora) y Funcoal, 2007.
VIÑAO FRAGO, Antonio, “Construcciones y edificios escolares durante el Sexenio Democrático (1868-1874)”, Historia de la Educación, 12-13 (1993-1994), pp. 493-534; disponible: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=87470.
VIÑAO FRAGO, Antonio, “Higiene, salud y educación en su perspectiva histórica”, Áreas, 20 (2000), pp. 9-24; disponible: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=81400.
VIÑAO FRAGO, Antonio, “Política educativa, escolarización y construcciones escolares en España (1869-1970)”, Artigrama, 34 (2019), pp. 25-45; disponible: http://www.unizar.es/artigrama/html_dig/34.html.
1 RODRÍGUEZ MÉNDEZ, Francisco Javier, Arquitectura escolar en España 1857-1936. Madrid como paradigma. Tesis doctoral, Madrid, Universidad Politécnica de Madrid, 2004; AÑÓN ABAJAS, Rosa María, La arquitectura de las escuelas primarias municipales de Sevilla hasta 1937, Sevilla, Universidad de Sevilla y Junta de Andalucía, 2005; VÁZQUEZ ASTORGA, Mónica, Escuelas de enseñanza primaria pública en Aragón (1923-1970), Zaragoza, Institución “Fernando el Católico”, 2013; MARTÍNEZ MARCOS, Amaya, Modernidad y vigencia en la arquitectura escolar de Barcelona y Valencia (1956-1968), Barcelona, Universitat Politècnica de Catalunya, 2016; CABIECES IBARRONDO, María Victoria, La arquitectura de los centros docentes en Cantabria en los siglos XIX y XX, Santander, Universidad de Cantabria, 2016; AÑÓN ABAJAS, Rosa Mª (coord.), “Arquitectura escolar y educación”, PPA proyecto, progreso, arquitectura, 17 (2017); GUERRERO LÓPEZ, Salvador (coord.), “Sobre el espacio escolar: Nuevas perspectivas”, Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, 113-114 (2019); VÁZQUEZ ASTORGA, Mónica (coord.), “Escuela para todos. Arquitectura y política educativa en España (siglos XIX y XX): número monografico”, Artigrama, 34 (2019).
2 CUESTA ESCUDERO, Pedro, La escuela en la reestructuración de la sociedad española (1900-1923), Madrid, Siglo Veintiuno editores, 1994, p. 6.
3 HERNÁNDEZ DÍAZ, José María, “Liberalismo y escuela primaria en Castilla y León (1834-1868)”, en HERNÁNDEZ DÍAZ, José María (coord.), La escuela primaria en Castilla y León. Estudios históricos, Salamanca, Amarú Ediciones, 1993, p. 58.
4 Gaceta de Madrid, 23 (23 de enero de 1869), pp. 1-2; disponible: https://www.boe.es/gazeta/dias/1869/01/23/pdfs/GMD-1869-23.pdf.
5 VIÑAO FRAGO, Antonio, “Construcciones y edificios escolares durante el Sexenio Democrático (1868-1874)”, Historia de la Educación, 12-13 (1993-1994), pp. 506-509.
6 Gaceta de Madrid, 280 (7 de octubre de 1883), pp. 61-62; disponible: https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1883/280/A00059-00059.pdf.
7 PUELLES BENÍTEZ, Manuel de, Educación e ideología en la España contemporánea, Madrid, Tecnos, 2010, p. 205.
8 ÁLVAREZ LÁZARO, Pedro, Cien años de educación en España. En torno a la creación del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, Madrid, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2001.
9 Gaceta de Madrid, 119 (29 de abril de 1905), pp. 405-408; disponible: https://www.boe.es/gazeta/dias/1905/04/29/pdfs/GMD-1905-119.pdf.
10 ALTAMIRA CREVEA, Rafael, Problemas urgentes de la enseñanza primaria en España, Madrid, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 1914, p. 23.
11 VIÑAO FRAGO, Antonio, “Higiene, salud y educación en su perspectiva histórica”, Áreas, 20 (2000), pp. 9-24.
12 ORTUETA HILBERATH, Elena de, “Modelos de escuelas de educación primaria pública avalados por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes”, Norba-Arte, XVII (1997), pp. 172-191 y RODRÍGUEZ MÉNDEZ, Francisco Javier, “Luis Domingo de Rute, arquitecto de modelos para la construcción de escuelas públicas en España a comienzos del siglo XX”, Historia de la Educación, 38 (2019), pp. 257-276.
13 Gaceta de Madrid, 333 (28 de noviembre de 1920) pp. 880-883; disponible: https://www.boe.es/gazeta/dias/1920/11/28/pdfs/GMD-1920-333.pdf.
14 LÓPEZ MARTÍN, Ramón, “La construcción y creación de escuelas en la España del primer tercio del siglo XX”, Historia de la educación, 16 (1997), p. 69.
15 VEGA GIL, Leoncio, Historia de la educación en Zamora. El nacimiento del sistema escolar. 1800-1850, Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, 1986, p. 46.
16 RAMOS RUIZ, María Isabel, Historia de la educación en Zamora. Escolarización y sociedad en la provincia en la segunda mitad del siglo XIX, Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, 1986, p. 48.
17 CALVO MADROÑO, Ismael, Descripción Geográfica, Histórica y Estadística de la provincia de Zamora, Madrid, Librería General de Victoriano García, 1914, p. 251.
18 Anuario estadístico de España. Año II. 1915, Madrid, Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, 1916, p. 425; disponible: https://www.ine.es/inebaseweb/pdfDispacher.do?td=147587&ext=.pdf.
19 Anuario estadístico de España. Año VIII. 1921-1922, Madrid, Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, 1923, p. 361; disponible: https://www.ine.es/inebaseweb/pdfDispacher.do?td=149189&ext=.pdf.
20 SÁNCHEZ MUÑOZ, Aurora, Historia de la educación en Zamora. Primera enseñanza y analfabetismo en la provincia de Zamora (1900-1930), Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, Zamora, 1987, p. 58.
21 ÁVILA DE LA TORRE, Álvaro, “Provectos de escuelas de primera enseñanza diseñados por Pablo Cuesta y Segundo Viloria en la segunda mitad del siglo XIX”, Liño. Revista Anual de Historia del Arte, 28 (2022), pp. 53-64.
22 Gaceta de Madrid, 292 (18 de octubre de 1912), pp. 179-184; disponible: https://www.boe.es/gazeta/dias/1912/10/18/pdfs/GMD-1912-292.pdf.
23 Gaceta de Madrid, 339 (5 de diciembre de 1915), p. 608; disponible: https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1915/339/A00605-00605.pdf.
24 VIÑAO FRAGO, Antonio, “Política educativa, escolarización y construcciones escolares en España (1869-1970)”, Artigrama, 34 (2019), p. 23.
25 Gaceta de Madrid, 330 (25 de noviembre de 1908), p. 793; disponible: https://www.boe.es/gazeta/dias/1908/11/25/pdfs/GMD-1908-330.pdf.
26 ÁVILA DE LA TORRE, Álvaro, Arquitectura y urbanismo en Zamora (1850-1950), Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, 2009, pp. 656-657 y VILORIA, Antonio, Segundo Viloria (1855-1923) Un arquitecto zamorano. Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo”, Colegio Oficial de Arquitectos de León (delegación de Zamora) y Funcoal, 2007.
27 ÁVILA DE LA TORRE, Álvaro, “Provectos de escuelas…”, pp. 62-63.
28 Archivo Municipal de La Hiniesta [en adelante, AMLH], Libro de Actas Municipales, dieciséis de septiembre de 1905.
29 AMLH, Informe de la Comisión de Instrucción primaria del dieciocho de mayo de 1910.
30 AMLH, Libro de Actas Municipales, sesión del diecinueve de mayo de 1910.
31 AMLH, Acta del veintidós de agosto.
32 ÁVILA DE LA TORRE, Álvaro, Francesc Ferriol Carreras. Arquitecto (1871-1946), Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, 2021.
33 Archivo Histórico Provincial de Zamora, fondo Municipal de Zamora, secc. Obras, sign. 723/1.
34 HERNÁNDEZ LUIS, José Luis, “Intervenciones del arquitecto Francisco Ferriol en Alcañices (Zamora) a principios del siglo XX”, Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, 119 (2021), pp. 401-425 y ÁVILA DE LA TORRE, Álvaro, “Proyectos de escuelas…”, p. 60.
35 Archivo General de la Administración [en adelante AGA], Educación, sign. 32/9370.
36 Archivo Municipal de Alcañices [en adelante AMA], Libro de Actas Municipales nº 228, sesión del tres de febrero de 1908.
37 AMA, caja 135, carp. 4.
38 RODRÍGUEZ MÉNDEZ, Francisco Javier, “La arquitectura escolar española del primer tercio del siglo XX, vista desde Castilla y León”, Artigrama, 34 (2019), p. 191.
39 FERNÁNDEZ Y FERNÁNDEZ-NAVAMUEL, Manuel, “Condiciones generales de los centros escolares y edificios destinados a Escuelas”, La Construcción Moderna, V, 24 (treinta de diciembre de 1907), p. 401.
40 RODRÍGUEZ MÉNDEZ, Francisco Javier, “Influencia francesa en la arquitectura escolar española”, en HERNÁNDEZ DÍAZ, José María (ed.), Francia en la educación de la España contemporánea (1808-2008), Salamanca, Universidad de Salamanca, 2011, p. 186.
41 REPULLÉS VARGAS, Enrique María, Disposición, construcción y mueblaje de las escuelas públicas de Instrucción Primaria, Madrid, Imprenta del Fortanet, 1878, pp. VI, VII y 72.
42 AMA, Libros de Actas Municipales nº 230 y 231.
43 Archivo Municipal de Corrales del Vino, secc. Archivo Municipal de Peleas de Arriba, caja 001, Libro de Actas Municipales nº 2.
44 Archivo Municipal de Coreses [en adelante, AMC], Histórico, caja 4.
45 ORTUETA HILBERATH, Elena de, “Modelos de escuelas..” p. 187.
46 ÁVILA DE LA TORRE, Álvaro, “La permeabilidad entre el Modernismo y el Eclecticismo en Zamora. Ejemplo de la indefinición y dificultad en la clasificación de la arquitectura entre los siglos XIX y XX”, Studia Zamorensia, 9 (2010), pp. 87-110.
47 AGA, Educación, sign. 32/9386. Valga esta signatura para todo el expediente.
48 ÁVILA DE LA TORRE, Álvaro, Arquitectura y urbanismo… pp. 663-665.
49 RODRÍGUEZ ESTEBAN, María Ascensión, La arquitectura de ladrillo y su construcción en la ciudad de Zamora, Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, 2012, p. 148.
50 BALDELLOU SANTOLARIA, Miguel Ángel, Los Ferrero. Arquitectos en Madrid (2), Madrid, Ayuntamiento de Madrid, 2005.
51 AGA, Educación, sign. 32/9397.
52 RODRÍGUEZ MÉNDEZ, Francisco Javier, Aquellos colegios de ladrillo. La arquitectura escolar de la “Oficina técnica” en Valladolid 1928-1936), Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 2008, pp. 26-36.
53 TORRES BALBÁS, Leopoldo, “Los edificios escolares vistos desde la España rural”, Oficina técnica para la construcción de escuelas. Conferencias leídas por los arquitectos Don Joaquín Muro Antón, Don Leopoldo Torres Balbás y Don Bernardo Giner de los Ríos los días 13, 20 y 27, con motivo de la exposición de arquitectura escolar, Madrid, 1933.
54 GUERRERO LÓPEZ, Salvador, “Arquitectura y pedagogía. Las construcciones escolares de Antonio Flórez”, en Antonio López, arquitecto (1877-1941), Madrid, Residencia de Estudiantes, 2002, pp. 61-101.
55 RIVERA BLANCO, Javier, “Antonio Flórez y la Escuela Normal de Valladolid: entre el regionalismo y la modernidad”, en MATA PÉREZ, S. (dir.), Arquitecturas en Valladolid: tradición y modernidad 1900-1950, Valladolid, Colegio de Arquitectos, 1989, pp. 145-169.
56 RODRÍGUEZ MÉNDEZ, Francisco Javier, Aquellos colegios de ladrillo…, pp. 89-144.
Fig. 1. Escuela de La Hiniesta, detalle de la fachada principal. Segundo Viloria. 1910. Foto del autor
Fig. 2. Escuela de Alcañices, plano de planta. Francesc Ferriol. 1908. AMA
Fig. 3. Escuela de Alcañices, detalle. Francesc Ferriol. 1908. Foto del autor
Fig. 4. Escuela de Peleas de Arriba, vista general. Francesc Ferriol. 1909. Foto del autor
Fig. 5. Escuela de Coreses, planta. Francesc Ferriol. 1910. AMC
Fig. 6. Escuela de Coreses, plano de la fachada. Francesc Ferriol. 1910. AMC
Fig. 7. Escuela de Pozoantiguo, planta. Francesc Ferriol. 1910. AGA
Fig. 8. Escuela de Pozoantiguo, vista general de la fachada principal. Francesc Ferriol. 1910. Foto del autor
Fig. 9. Escuela de Morales de Toro, vista parcial de la fachada principal. 1911. Foto del autor
Fig. 10. Escuela de Toro, plano de la fachada. Francisco J. Ferrero. 1918. AGA