Voces y relatos desde el trapiche. Tradición oral hecha historia en un ejercicio de museografía digital

Voices and stories from the trapiche. Oral tradition made history in a digital museography exercise

Óscar Eduardo Rueda Pimiento1; Diana Marcela Pedraza Díaz2 y Sergio Andrés Acosta Lozano3

Universidad Pontificia Bolivariana, Bucaramanga, Santander (Colombia) [1 y 2]

Departamento de Formación Humanística. Campus Universitario Km 7 vía Piedecuesta

oscar.rueda@upb.edu.co // ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6147-5980 [1]

diana.pedraza@upb.edu.co // ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6910-7568 [2]

Universidad de Santander UDES, Bucaramanga (Colombia) [3]

Campus Universitario Lagos del Cacique. Calle 70, Nº 55-210 Bucaramanga

s.acosta@mail.udes.edu.co // ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3133-2222

Fecha de envío: 10/9/2025. Aceptado: 28/10/2025

Referencia: Santander. Estudios de Patrimonio, 8 (2025), pp. 591-614.

DOI: https://doi.org/10.22429/Euc2025.sep.08.17

ISSN-L e ISSN 2605-4450 (ed. impresa) / ISSN 2605-5317 (digital)

Resumen: El Museo Viaje al corazón de la panela surge de una investigación interdisciplinar en Antropología, Historia, Semiótica y Diseño, orientada a rescatar la memoria oral de la agroindustria panelera en Piedecuesta (Santander, Colombia). A través de un enfoque biográfico-narrativo y trabajo de campo en trapiches locales, se recopilaron relatos sobre el auge cañicultor, la organización sindical y el impacto de la desruralización. El análisis con ATLAS.ti permitió visualizar redes semánticas y fundamentar una propuesta museográfica que conecta pasado y presente, destacando el valor patrimonial, identitario y cultural de la producción panelera en el municipio.

Palabras clave: Patrimonio agroindustrial; cañicultura; museografía digital; Piedecuesta (Santander).

Abstract: The Museo Viaje al corazón de la panela arises from interdisciplinary research in Anthropology, History, Semiotics and Design, aimed at rescuing the oral memory of the panela agroindustry in Piedecuesta (Santander, Colombia). Through a biographical-narrative approach and fieldwork in local trapiches, stories were collected about the sugarcane boom, union organization and the impact of de-ruralization. The analysis with ATLAS.ti made it possible to visualize semantic networks and base a museographic proposal that connects past and present, highlighting the heritage, identity and cultural value of panela production in the municipality.

Keywords: agroindustrial heritage; cane farming; digital museography; Piedecuesta (Santander).

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1. Introducción

La creación de museos de Patrimonio industrial tiene como objetivo conservar, documentar, exhibir y difundir bienes culturales asociados al proceso de industrialización1. En Colombia existen algunas iniciativas ubicadas en municipios como Güepsa, Villeta (Cundinamarca), Risaralda, Pasto y Bogotá. Uno de los resultados más destacados es la utilización de diferentes recursos tecnológicos y experiencias como herramientas de apoyo: desde páginas web interactivas2 y museografía interactiva3, hasta realidad aumentada y video mapping4, así como recorridos virtuales como el del Museo Taminango y museos físicos como el Agroparque Sabio Mutis (actual Aula Dulce Manuelita).

El interés por estudiar, inventariar, documentar y difundir los bienes y manifestaciones asociadas al patrimonio cultural industrial en Colombia surge tras la promulgación de la Constitución de 1991, como resultado de la ampliación del concepto de patrimonio cultural hacia periodos históricos y expresiones que hasta entonces no habían sido reconocidos dentro del ámbito oficial. Sin embargo, la aplicación de esta categoría al patrimonio industrial en el país no siempre logró corresponderse con las particularidades locales que buscaba caracterizar. En efecto, el concepto tendió a ser reducido a la conservación de infraestructuras y maquinarias —es decir, al patrimonio tangible—, relegando a un segundo plano sus dimensiones culturales y sociales5. A esto se suma que no siempre se comprendió que los procesos de industrialización nacionales distan de los europeos y norteamericanos. En el caso latinoamericano, la industrialización no constituye un fenómeno eminentemente urbano, sino que se configura en las periferias de los centros poblados, estrechamente vinculada con las economías agrícola y mineras preexistentes6.

La puesta en valor del patrimonio asociado a la producción de panela en Colombia plantea retos adicionales. En primer lugar, su localización en territorios actualmente afectados por procesos de estancamiento económico exige una revisión crítica de las modalidades tradicionales de patrimonialización7, lo cual implica reconocer que no es posible avanzar en este propósito sin atender previamente las necesidades físicas y sociales del entorno donde dichos patrimonios se insertan8. De ahí que resulte necesario complementar las estrategias de activación del patrimonio industrial con enfoques sobre cultura, desarrollo y gestión del patrimonio cultural más acordes con el contexto. Como señala la arquitecta Beatriz Fernández, se requiere una aproximación que “supere el debate de qué elementos deben ser salvaguardados y cuáles no, para centrarse en los modos de recobrar la memoria”9.

La activación de los patrimonios industriales no puede exclusivamente ser abordada desde contenidos lógicos y cognitivos; también, las experiencias afectivas son un componente en los procesos de puesta en valor de estos patrimonios que debemos valorar de manera especial10. Y lograr esto, a decir de Cerdà, exige no estar dispuestos a abordar temas y objetos de estudio poco habituales en estos enfoques, como la historia obrera o la historia social, y también promover una revolución en las metodologías y fuentes tradicionalmente empleadas en las Ciencias Sociales para el estudio del pasado11.

En segundo lugar, el concepto de patrimonio industrial se asocia con el conjunto de lugares y objetos que pasaron a ser parte de la historia pasada. El caso de la agroindustria panelera es diferente. A pesar de las circunstancias que han afectado durante las últimas décadas a este subsector de la agroindustria nacional y ocasionado el cierre de trapiches, la producción de panela sigue siendo una actividad que se realiza en el presente. Los trapiches actualmente conservan el uso para el cual fueron fabricados y, en su interior, la forma de producir panela ha cambiado poco con el tiempo en comparación con otros sectores de la producción nacional. Las infraestructura, maquinaria y equipos empelados en el pasado conservan a menudo el uso para el cual se les destinaba. En otros casos, los objetos que se emplean como testimonio del pasado de estas formas de producción coexisten en los mismos escenarios con aquellos que los sustituyeron, producto de procesos de reúso y reciclaje de la infraestructura (Fig. 1).

La situación descrita plantea retos significativos para la gestión de estos patrimonios. Por un lado, la vigencia de la cañicultura como actividad económica en la región cuestiona el imaginario que asocia lo patrimonial únicamente con el pasado, y obliga a superar la visión según la cual conservar implica limitarse a preservar lo heredado, sin articularlo con las dinámicas vivas de las comunidades. En este sentido, se hace necesario complementar dicha perspectiva con acciones orientadas a restaurar la memoria colectiva vinculada a estos espacios productivos.

Adicionalmente, la continuidad del uso de los trapiches en las actividades para las cuales fueron concebidos, así como los riesgos de accidentalidad asociados a su operación, constituyen limitaciones a la hora de diseñar propuestas museográficas o educativas in situ. En este contexto, resulta pertinente explorar alternativas que permitan visibilizar y poner en valor el patrimonio industrial cañicultor de Piedecuesta (Santander), sin comprometer ni su funcionalidad ni la seguridad de quienes participan en estos espacios productivos.

La museografía digital12 se presenta como un recurso con amplias potencialidades para generar estrategias de puesta en valor en contextos como el previamente descrito. Hablar de patrimonio cultural en el siglo XXI implica asumir un compromiso con la difusión y transmisión de contenidos hacia públicos diversos y mediante modalidades de interacción más dinámicas, algo que la museografía digital hace posible. Con estas certezas se inició, en 2023, el proyecto de investigación interinstitucional titulado Diseño de un museo didáctico digital para la pro-moción y puesta en valor de la tradición oral asociada a la producción de panela en el municipio de Piedecuesta, Santander, cuyo objetivo fue generar un museo virtual del patrimonio agroindustrial panelero en dicho municipio.

La museografía digital redefine la manera en que el patrimonio cultural es presentado, interpretado y experimentado. No se limita a la digitalización de contenidos existentes, sino que propone la creación de entornos y experiencias que pueden complementar —o incluso constituir— espacios museísticos en sí mismos. Sus potencialidades para dar visibilidad al patrimonio panelero, generar narrativas inmersivas y propiciar una conexión emocional con el público fueron determinantes en su elección, considerando que la preservación de esta herencia cultural no se restringe a la conservación de objetos o procesos históricos, sino que abarca la sostenibilidad de un modo de vida, de conocimientos tradicionales y de su transmisión en el tiempo.

La decisión de optar por una museografía digital responde también a su capacidad para ampliar el acceso al patrimonio cultural mediante tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Estas herramientas permiten experiencias educativas flexibles y adaptadas a públicos diversos, sin restricciones geográficas ni etarias, y dinamizan los contenidos patrimoniales a través de recursos interactivos y multimedia que fortalecen el vínculo emocional y cognitivo de los usuarios con su herencia cultural. Asimismo, la museografía digital contribuye a la conservación, interpretación y activación del patrimonio, actuando como mediadora entre el conocimiento y la sociedad. Gracias a estas posibilidades, el aprendizaje se convierte en un proceso lúdico, participativo y atractivo que facilita la apropiación social del patrimonio13.

En la propuesta museográfica que aquí se presenta, las fuentes orales constituyen el eje central de la construcción narrativa. Lejos de ser un complemento secundario, se asumen como el principal recurso para recuperar, interpretar y transmitir las memorias vivas de la comunidad panelera, garantizando que el proceso de puesta en valor se fundamente en la voz de sus propios protagonistas.

La integración de la tradición oral como fuente principal de conocimiento —y no mera-mente auxiliar— supuso retos importantes. Aunque la investigación sobre tradiciones orales cuenta con una larga trayectoria, su potencial pocas veces ha sido explorado más allá de su función como recurso complementario para la historia. Inicialmente, estos materia-les se incorporaron al estudio de culturas ágrafas y populares; posteriormente, se reconocieron como fuente auxiliar en la reconstrucción histórica, y solo en fechas recientes se han consolidado como un medio legítimo para originar conocimiento a partir de las vivencias compartidas por miembros de una comunidad. El presente trabajo explora estas potencialidades en el ámbito museográfico, logrando una representación más auténtica y una conexión más profunda con las comunidades productoras.

2. Cuando en Piedecuesta se vivía de la caña (1920- 1980)

El valor educativo del patrimonio industrial justifica su elección. Talleres, molinos, fábricas, medios de transporte y todas las infraestructuras asociadas constituyen recursos para el acceso crítico a información sobre el pasado, así como mediaciones útiles para visualizar las relaciones históricas entre los espacios de producción, la técnica, el medio natural y la sociedad que los hizo posibles14.

En términos de historia la caña de azúcar llega a Santander procedente de Venezuela a mediados del siglo XVII. Diversas fuentes señalan que la caña arribó al actual territorio de Colombia en el siglo XV siendo Sebastián de Belalcázar el señalado de traerla y sembrarla a un costado del río Cauca15. Desde allí se extendió por todo el territorio que hoy corresponde al oriente colombiano, siendo Cúcuta y San Gil los primeros lugares en Santander donde se realizaría el cultivo de caña para la producción de panela y otros derivados como el aguardiente16.

Los cultivos de caña en Santander seguirían creciendo hasta mediados del siglo XIX y se concentraría en los municipios que en su momento eran cantones de la provincia de Pamplona. Según muestran las estadísticas, en 1845 el cantón de Bucaramanga era el mayor productor de cargas de panela con un total de productos cargas de 30 000, seguido por Concepción con 2683 productos cargas, Málaga 2225 cargas y Piedecuesta con un total de 1800 cargas17. Desde esa época la panela era el renglón más importante de la economía del municipio de Piedecuesta, por encima de las cargas que se producían anualmente de conservas y almidón de yuca.

La Guerra de los Mil Días (1899-1902) afectaría la actividad artesanal y agrícola en Santander durante tres cuartos del siglo XIX e inicios del XX. A causa de las guerras civiles que generalmente se desarrollaban en territorio santandereano la producción agrícola manifestaría un declive18. Sin embargo, la panela tuvo momentos de auge como el ocurrido en la década del 40 del siglo XIX. Mario Galán Gómez19 afirma en su libro de geografía económica que en 1945 la panela aportaba el máximo ingreso de la economía agrícola en Santander, incluso por encima del tabaco y el café. Solo una década más tarde el panorama cambió de manera considerable, el café en la década del 50 era estimado como la riqueza principal en Ocaña, Girón y Piedecuesta20.

Con el paso de los años, Piedecuesta se consolidó como el principal municipio productor de panela en el departamento, con una producción anual estimada en más de diez millones de kilos, elaborados en los 45 trapiches que, según cálculos de la época, funcionaban entonces21. Durante las primeras décadas del siglo XX, la economía local giraba alrededor de la producción panelera, que competía en importancia con los centenares de fabriquines dedicados a la elaboración de cigarros en los barrios populares de la ciudad22.

La caña de azúcar había sostenido una notable prosperidad en Piedecuesta desde el siglo XIX, particularmente en la producción de mieles, panela y azúcares. Ello se debió a ventajas comparativas como el uso de molinos hidráulicos o movidos por motor, mientras que en otras regiones la mayoría de los trapiches eran impulsados por tracción animal. Otra ventaja fue la aplicación moderada de abonos en combinación con el riego artificial durante las primeras etapas de crecimiento de la caña. Esta estrategia contrastaba con lo que se registraba en las zonas del sur, donde no se utilizaban fertilizantes, las semillas eran de menor calidad y el riego dependía exclusivamente de las lluvias, lo que hacía más vulnerable la producción23. Estas condiciones permitieron que, hacia 1941, existieran en el municipio 58 trapiches —45 hidráulicos y 9 movidos por motor—, lo cual da cuenta de la relevancia alcanzada por esta agroindustria en la región24.

La superficie destinada al cultivo de caña en el municipio de Piedecuesta hacia 1960 solo fue superada en ese momento por Rionegro y Charalá, según los datos registrados por el DANE25: Rionegro (3551,3 ha), Charalá (1646,5 ha) y Piedecuesta (1443,5 ha). Sin embargo, el número de unidades productivas en el municipio indicaba una mayor concentración de la actividad en menos fincas en comparación con los otros dos municipios: Rionegro (1230), Charalá (1200) y Piedecuesta (334).

Piedecuesta se consolidó en la década de 1940 como uno de los municipios más representativos en la producción de panela del nororiente colombiano. Su cercanía a Bucaramanga, principal centro de comercialización de esta subregión, favoreció desde temprano su articulación a los circuitos de mercado departamentales.

El liderazgo productivo de Piedecuesta en aquellos años se vinculó a la existencia de cooperativas y trapiches organizados, aun cuando el municipio destinaba comparativamente menos tierra al cultivo de caña. A pesar de esto, como señaló Galán26, el radio de acción de la cooperativa permaneció limitado a esta provincia y no logró articularse de manera efectiva con los productores del sur del departamento. En ausencia de una estructura gremial unificada, la fluctuación de precios persistió como una amenaza constante para el desarrollo de una economía panelera sólida y equitativa en Santander.

La inauguración del viaducto García Cadena, el 25 de julio de 1970, abrió la posibilidad de expansión urbana hacia el sur, y muchas de las tierras que en el pasado se destinaban a este cultivo pasaron progresivamente a proyectos de vivienda27. La urbanización y los cambios en el uso del suelo fueron determinantes en la reducción de la superficie sembrada y del número de trapiches activos, un proceso que se aceleró en las décadas posteriores. En la actualidad, departamentos como Boyacá y el oriente de Santander (Santana, Barbosa) concentran la producción panelera, favorecidos por la persistencia de la vocación agrícola y por un acceso más directo a los mercados.

La tradición oral señala la existencia de unos 200 trapiches distribuidos por toda el Área metropolitana de Bucaramanga, de los cuales unos 50 se encontraban en el municipio de Piedecuesta. Hoy se conservan tan solo siete activos (La Corneja, Pajonal, Pajonalito, Río del Hato, Bore, San Cristóbal y uno que se llama Los Cauchos). Los demás trapiches han cerrado sus puertas en las últimas décadas. El mismo crecimiento urbano hacia el sur del Área metropolitana ha motivado a los productores a vender sus tierras a constructoras. Obligando a esta tradición a quedar en el recuerdo. Desde entonces y hasta hoy, el cultivo de caña para la producción de panela ha acumulado más de 300 años de tradición y se mantiene hasta el presente en 23 municipios del departamento, de los cuales uno es Piedecuesta.

Avanzando en la historia para el 2018 los diarios regionales anunciaban la dramática situación de los paneleros tras el cierre de la Cooperativa de Paneleros de Santander (Coopanelas), la segunda más antigua de Colombia. Frente a esta realidad, una importante manifestación del patrimonio agroindustrial de la región del nororiente colombiano y de la historia del municipio de Piedecuesta se ve amenazada en desaparecer. Con el interés de contrarrestar y aportar a una integración sostenible, sustentable y respetuosa de la tradición panelera del municipio este articulo apuesta por museografía digital como una alternativa para revitalizar una tradición cultural que por años se ha resistido a desaparecer. Comparte una convicción similar a la expresada por Mejía Ayala, Nieto Mejía y Varón Parra28 quienes recuerdan que la academia está llamada a generar el conocimiento que permita trazar el camino inicial hacia el desarrollo sostenible, a partir de la valoración del patrimonio cultural inmaterial [en adelante PIC] que estos lugares acogen.

3. Piedecuesta: de la caña al ladrillo (1990- 2020)

La historia económica y social de Piedecuesta estuvo ligada durante buena parte del siglo XX a la producción de panela, actividad que se realizó en conjunto con diferentes municipios del Área metropolitana de Bucaramanga como Floridablanca y Girón. Con el tiempo, esta actividad fue perdiendo relevancia debido a diferentes causas relacionadas con las características del mercado, el proceso de producción y a factores ajenos al renglón económico como la transformación de las fincas y trapiches en terrenos urbanizables hacía donde se expandió el municipio.

La creación de Coopanelas (Cooperativa de paneleros de Santander) es otro contenido recurrente en la narrativa que se construye para referir el pasado. Durante las décadas del 50 al 70 la producción de panela fue motor de la economía no solo de Piedecuesta sino de buena parte de la hoya del río Lebrija. La cooperativa llegó a tener 735 socios en los años 60 y la producción alcanzó las 190 mil cargas29. Sostener el precio del producto y las relaciones comerciales permitía medir el impacto de la cooperativa en la Provincia de Soto y para los productores que se ubicaban alrededor del río Lebrija, considerando que la acción de Coopanelas se limitó solo a estos territorios. De igual forma, la población vinculada a la agremiación reflejaba la importancia de este producto: en 1943 se estimaba que la cooperativa contaba con 152 afiliados, 600 miembros adheridos y operaciones por 6 000 000 de pesos30.

Durante los primeros quince años del siglo XXI los paneleros se enfrentaron a una situación desfavorable. Se calculaba que en pleno 2015 quedaban solo 30 socios de la Cooperativa y entre ellos producían unas 25 mil cargas de panela al año31. Para esa fecha el precio de la caja de panela no subía, lo cual no se equiparaba con los gastos de insumos y empacado que subían considerablemente año a año. Según Germán Pava, los trabajadores incluso habían cambiado la limonada campesina y el guarapo por una gaseosa32.

Un año más tarde, solo quedaban 20 socios paneleros, 4 de ellos tenían trapiche, según Pava33, Gerente de Coopanelas. Al parecer el proceso artesanal de producir panela no solo se fue volviendo obsoleto, sino costoso y poco rentable y, de a poco los terrenos, pasaron a ser urbanizables.

Una de las dificultades por las que atravesaría el sector panelero desde los años 70 y que se fue agudizando en las décadas siguientes, tiene que ver con la expansión urbana de los municipios. Las autoridades locales permitieron la transformación del uso de suelo de rural a urbano. Rápidamente Bucaramanga y Floridablanca quedaron sin los cultivos de caña y en Piedecuesta apenas sobrevive la tradición.

Finalmente, Coopanelas entró en liquidación después de 77 años en 2018. El cierre de la cooperativa acentuaría los efectos negativos que los últimos eventos descritos supusieron para los cañicultores de Piedecuesta. En la actualidad se pueden evidenciar algunos esfuerzos que mantienen viva la tradición, como Riolato, Pajonalito y San Cristóbal.

4. Metodología

La investigación referenciada es de corte cualitativo, con enfoque biográfico narrativo y uso de estrategias etnográficas para la recolección en campo de información entre productores de panela y dueños de trapiches activos en Piedecuesta. Con esta metodología se buscó describir y analizar la realidad social estudiada a través de las vivencias contadas por quienes las experimentaron34.

Las actividades de investigación estuvieron distribuidas en 5 fases:

  1. Selección del contexto y participantes.
  2. Inmersión en el campo.
  3. Recolección de datos.
  4. Interpretación y análisis.
  5. Divulgación de resultados.

Fase 1. Selección del contexto y participantes. Se definieron en función del planteamiento del problema y los objetivos, mediante un muestreo por conveniencia que priorizó como fuente de información los casos disponibles y accesibles a partir de la aplicación del principio de “bola de nieve”, en el cual un informante conduce a otro35.

Fase 2. Inmersión en el campo. Consistió en visitas al municipio de Piedecuesta y recorridos por los lugares y escenarios que los informantes asociaron con la agroindustria panelera, tanto del pasado como del presente, con el fin de recolectar información que posteriormente pudiera contrastarse con los relatos biográficos.

Fase 3. Recolección de datos. Se recopilaron relatos biográficos de la experiencia vivida por informantes clave, reconocidos por la comunidad por su conocimiento de la agroindustria panelera del municipio, expresados en sus propias palabras.

Fase 4. Interpretación y análisis. Se elaboró una historia general entretejiendo las narrativas individuales, con el interés de reconstruir la realidad vivida a través de la acumulación de relatos de varios miembros de una misma comunidad o de historias de vida paralelas36.

Fase 5. Divulgación de resultados. Culminó en la formulación de una propuesta de museografía digital.

Los datos obtenidos gracias a la aplicación de técnicas de recuperación de la memoria como la consulta documental e historia oral fueron reunidos en cinco categorías temáticas recurrentemente abordadas en las entrevistas con los paneleros; para la interpretación se tuvieron en cuenta las similitudes y diferencias entre testimonios, al igual que las diferencias entre los informantes con relación a la participación que tuvieron en los eventos narrados. En relación con este último criterio señalado, la muestra estuvo conformada por dos dueños de trapiches y dos administradores. A continuación, se presentan los datos de estos informantes (Tabla 1).

Nombre

Cargo

Lugar de la entrevista

Alfonso Castillo

Administrador

Trapiche Río Lato en Guatiguará

Josué Durán Díaz

Dueño

Joaquín García Serrano

Administrador

Trapiche Pajonalito

Erick Hernández

Dueño

Trapiche San Cristobal

Tabla 1. Informantes entrevistados

El contraste entre los relatos recolectados y la información obtenida mediante la consulta documental fortaleció la validación y confiabilidad de los resultados. En este proceso se recopilaron y analizaron diversos relatos, testimonios y documentos relacionados con la temática de interés. De esta manera, se identificaron convergencias o coincidencias entre las distintas fuentes para corroborar la veracidad de los hechos narrados o, en su defecto, se reconocieron discrepancias que permitieron una comprensión más amplia y completa de la historia.

5. Entre calderos y motores: patrimonio agroindustrial entre el tiempo de la memoria y el de la historia

La recolección de relatos orales entre productores de panela del municipio permitió reconocer procesos históricos y sociales vinculados a este patrimonio agroindustrial, así como visibilizar contenidos inmateriales asociados a los lugares, objetos, oficios y dinámicas socioculturales que los paneleros elaboran en torno a ellos. Como principales categorías temáticas se identificaron siete contenidos recurrentes entre los distintos relatos aportados por los informantes. Tres de estos contenidos se organizan en una línea del tiempo que abarca desde los primeros años de la cañicultura en el municipio —hace aproximadamente 200 años— hasta su declive a finales del siglo XX.

Los cuatro restantes corresponden a contenidos que abordan las bases socioculturales de la cañicultura en Piedecuesta: los trapiches, las familias dedicadas a esta actividad, la vida social, los saberes y técnicas asociadas a la molienda, los últimos años de producción y el futuro incierto de los paneleros. En conjunto, estos relatos configuran la dimensión humana, social e identitaria de la producción de panela en el municipio.

Los relatos recrean los primeros años de la cañicultura en el municipio haciendo referencia a su importancia como fuente de empleo para la región. Por aquel entonces no faltaba trabajo. Piedecuesta era la capital de la caña en Santander y en los trapiches se molía caña a diario. El trabajo era duro, pero agradecido. Las labores de molienda iniciaban con el día y ya no paraba. La calidad de la tierra, de la caña y la intensidad con la cual se trabajaba permitían producir grandes cantidades de panela.

Las historias recolectadas abordan diversas isotopías desde un lugar de enunciación compartido, que consiste en transitar del pasado al presente destacando las bondades comparativas de un tiempo pretérito idealizado frente a un presente percibido como en declive. Como referentes para establecer dicha comparación se emplean indicadores como la cantidad de trapiches en funcionamiento, las hectáreas cultivadas con caña, la disponibilidad de trabajo y mano de obra, así como la bonanza atribuida tanto a la caña cultivada como a la fertilidad de la tierra. Casi siempre, el tiempo pasado se asocia con la prosperidad y el crecimiento de este sector agroindustrial, mientras que el presente se vincula con circunstancias opuestas.

La narrativa construida en torno a los orígenes de la cañicultura vincula estos eventos con categorías asociadas al patrimonio industrial, especialmente aquellas relacionadas con lo tradicional. Por ejemplo, don Alfonso Castillo —administrador de la Hacienda y trapiche Río Lato— afirma lo siguiente:

“El proceso de la panela, esta parte de arriba, lo que es de Boyacá, no la había. Por allá no había ese trabajo de la caña. Solamente el municipio de Piedecuesta sonaba, Piedecuesta era la capital de la caña o la panela piedecuestana.

Fueron acabándola los años, fueron pasando los años y entonces ya resultó lo que es Santana, Boyacá, y todo eso resultó con la caña, y ahora es… el proceso es allá. Allá es de donde mandan panela para todas partes. Pero aquí Piedecuesta tenía su cooperativa”37.

En entrevista don Alfonso destaca la importancia de la cañicultura como uno de los principales pilares económicos de Piedecuesta y de Santander. Aborda eventos ocurrido entre 1960-70. Durante estos años los trapiches se distribuían por toda la superficie plana del municipio, ocupando lugares que en el presente ocupan la vereda La Mata, el barrio San Cristóbal, Mensuly, la sede recreacional Campoalegre (Cajasan), Río del Hato entre otros muchos lugares. La tradición oral ha mantenido vivos los nombres de estos trapiches y los de las familias a los cuales pertenecían, a pesar del paso del tiempo y de las eventualidades que en el presenta han ocasionado la desaparición de muchos de estos lugares.

La relación entre cañicultura y paisaje es otro contenido recurrente en los relatos. Atribuyendo al paisaje cañicultor valores asociativos factibles de identificar con cuatro dimensiones de la realidad estudiada: económica, social, estética y política (Figura 2).

El patrimonio agroindustrial asociado a la producción artesanal de panela en Santander es cultura material e inmaterial. Por ejemplo, la agroindustria es un escenario donde se recrean permanentemente patrimonios inmateriales como saberes, artes y oficios, asociadas a las diferentes las actividades y procesos requeridos durante la cosecha y molienda. En la etapa de cosecha y apronte se integran corteros y arrieros encargados de derribar la caña madura, alzarla y trasportarla en mulas al trapiche donde se acopia la caña. Esta actividad tiene lugar en el cañaduzal. La segunda etapa es la molienda y tiene lugar en el trapiche, ahí se integran el prensero, hornillero, relimpiadores y tolinchero, encargados de transformar la caña en panela. El prensero se encarga de introducir la caña al molino y extraer el jugo que luego se vierte en las calderas del tren de molienda. El hornillero introduce el bagazo para alimentar el horno y generar el calor requerido para la cocción del jugo de la caña. El relimpiador bate el jugo y controla el proceso de cocción de la panela. El tolinchero prepara la mesa, limpia los moldes y distribuye el melado de panela entre las gaveras que le darán forma a la panela.

La historia oral, como herramienta metodológica y campo de estudio, permitió recuperar las memorias colectivas en torno a la producción de panela en Piedecuesta y dar voz a individuos y sectores sociales que no se enmarcaban en el discurso de la historia oficial del Estado. Conocer sus percepciones sobre el auge y la caída de la panela —no solo en lo económico, sino también en lo social, cultural y en la transformación del espacio— posibilitó problematizar este escenario local en una escala nacional, en relación con la economía campesina y el impacto de las políticas económicas en un país como Colombia.

El siguiente apartado explora las potencialidades de la memoria como recurso para la musealización. Su vínculo con conceptos como identidad, tradición y herencia constituye un argumento central a favor de esta propuesta. En efecto, la memoria, por su condición de experiencia compartida y de medio a través del cual los colectivos sociales configuran su identidad común y sentido de pertenencia, se plantea como una alternativa a las modalidades tradicionales de activación del patrimonio industrial, centradas en objetos, textos, efemérides y personajes históricos como principales mecanismos de puesta en valor.

6. De la palabra a la memoria ¿cómo exhibir lo que no se deja musealizar?

La construcción del Museo de la Agroindustria Panelera de Piedecuesta (Museo Viaje al corazón de la panela) se estructuró a partir de un enfoque metodológico que articula principios de la antropología y el diseño, tomando como base el modelo de Tunstall38 y Palau39. Este proceso se sintetiza en tres momentos clave que permiten comprender el tránsito desde la exploración del territorio y sus memorias hasta la materialización de una experiencia museográfica digital (Figura 3).

El primer momento se relaciona con la fase de investigación cualitativa y comprende la producción y recolección de archivos y memorias, la revisión de fuentes escritas y audiovisuales, así como la realización de entrevistas y trabajo de campo etnográfico. Esta etapa permitió reconocer las voces, los saberes y las prácticas de los actores vinculados al universo panelero en el municipio.

El segundo momento corresponde a las fases de conceptualización y desarrollo, en las que se seleccionaron, interpretaron y categorizaron los contenidos, se definió el diseño temático de la exposición y se llevó a cabo la planificación museográfica. Aquí se consolidaron la lógica discursiva y la clave asociativa que orientan la narrativa expositiva, centradas en los procesos históricos y sociales de transformación del territorio.

El tercer momento vinculado a las fases de evaluación, prospección y prototipado, implicó la definición del recorrido expositivo, el diseño del proyecto de digitalización y la implementación de una plataforma interactiva que permite ampliar el acceso y la apropiación del patrimonio panelero por parte de diversos públicos.

La principal fuente de información fueron los relatos biográficos recolectados en los trapiches visitados: Río del Hato, Pajonalito y San Cristóbal. Como fuentes complementarias se emplearon documentos de diversa índole, destacando las fuentes escritas y materiales. En el primer caso, fuentes escritas como libros históricos40 Arenas, 2009; Galán, 1947; Aguilar, 2015 y artículos de prensa local (Vanguardia Liberal). En el segundo, fuentes materiales como fotografías y objetos del pasado.

Las fotos contienen registros de las familias fundadoras, antiguos trapiches y reuniones de Coopanelas. Los objetos corresponden a tecnologías y herramientas de producción de panela hoy en desuso y que se conservan gracias a que se encuentran integradas a la estructura del trapiche (como el molino de agua en el trapiche Pajonalito) o poseen nuevos usos a pesar de haber perdido su función original (por ejemplo, canastos para la recolección y transporte del bagazo en el trapiche San Cristóbal).

La fase de ideación de la propuesta museográfica exigió del grupo de investigadores responder a las siguientes preguntas ¿cómo se puede musealizar lo que no está hecho para ser exhibido? Es decir, la cañicultura comparte un conjunto de características que retan a las tradiciones museográficas. Por ejemplo, no conforma un vestigio del pasado y es posible que persista en el tiempo, pero bajo modalidades muy diferentes a las que se emplean actualmente en este oficio. A esto se suman las características de la cultura material asociada a este sector de la agroindustria nacional donde maquinaria, herramientas y escenarios carecen de elementos ornamentales afines a los criterios que predominan en la selección de piezas paras su musealización.

Como resultado, seleccionar los contenidos que conformarían la colección del museo y definir su organización expositiva representó uno de los principales retos del proceso. Esta dificultad se debió principalmente a la naturaleza del material base de la colección: los relatos orales. Sin embargo, la transcripción, clasificación y análisis de dicho material —empleando herramientas metodológicas propias del enfoque biográfico-narrativo— permitió establecer criterios orientadores para abordar este desafío. Al final, fue posible identificar una serie de temáticas recurrentes en las historias de vida recogidas, las cuales sirvieron como referente para la elaboración del guion curatorial, como se muestra a continuación (Tabla 2).

Tema

Subtema

Objeto

Etiqueta

Cuando Piedecuesta era la capital de la caña

Más de 200 años de tradición

Entrevista a don Erick Hernández- Trapiche San Cristóbal - Parte 1 del minuto 1:01 a 3:22 (anexos)

Distribución del cultivo de caña en Piedecuesta a inicios de siglo XX

Familias cañicultoras y trapiches de antaño

Entrevista a don Alfonso Castillo- Hacienda y trapiche Río Lato- Parte 1 del minuto 2:42 al 5: 15

Familias cañicultoras de Piedecuesta a inicios del siglo XX

El oficio de la caña

Entrevista a don Joaquín García Serrano- Administrador del Trapiche Pajonalito- Parte 1 del minuto 5:10 al 8:36

Descripción de un día de molienda a inicios del siglo XX

Pasado y presente del oficio de la caña

Cooperativa Panelera de Santander (Coopanelas)

Entrevista a Erick Hernández Parte 1 del minuto 14:54 a 16:34

Historia de la Coopanelas desde sus inicios hasta su liquidación en el siglo XXI

Movimientos sindicales

Entrevista a don Alfonso Castillo- Hacienda y trapiche Río Lato- Parte 2 del minuto 0 al 1:41

Historia de los movimientos sindicales a finales del siglo XX

Desruralización de municipio- POT y un futuro incierto

Entrevista a don Joaquín García Serrano- Administrador del Trapiche Pajonalito- Parte 2 del minuto cero al 3:45

Historia de los ultimo tapiches activos en Piedecuesta

La agrupación y organización en el portal web de estos audios y videos para su exposición buscaba recrear estos contenidos recurrentes en los diferentes relatos. A ello obedece el establecimiento de dos claves asociativas. La primera rige la relación de los relatos expuestos con los demás contenidos de la colección y destaca su asociación con una temática, con el fin de destacar su relevancia histórica y cultural.

La segunda rige en la organización de las temáticas durante el recorrido propuesto, y en ella se vinculan los contenidos según relaciones cronológicas, centrándose en el análisis del cambio y las trasformaciones experimentadas por la cañicultura a lo largo del tiempo. El carácter discontinuo, subjetivo y marcado por contradicciones de la memoria hicieron difícil su abordaje desde una aproximación centrada en contar la historia de personajes ilustres y efemérides para su musealización (Tabla 3). Obligándonos a distanciarnos de las tendencias museográficas tradicionales.

Memoria

Historia

Proceso subjetivo y emociona

Proceso objetivo y metodológico

La memoria surge de la relación entre pasado presente y futuro

La historia surge de la diferencia entre pasado y presente.

Luego, se generaron apoyos museográficos como textos e ilustraciones de diversos géneros, empleados con el objetivo de crear una narrativa en torno cada uno de los relatos seleccionados para su divulgación y empelados con el fin de acompañar su puesta en escena o musealización. Al final, todos estos contenidos resultaron de gran importancia para orientar la manera como se espera que los diferentes contenidos de la colección interactúen entre sí y con el visitante.

7. Discusión

La activación de los patrimonios industriales no puede exclusivamente ser abordada desde contenidos lógicos y cognitivos; también, las experiencias afectivas son un componente en los procesos de puesta en valor de estos patrimonios que debemos valorar de manera especial41. Y lograr esto, a decir de Cerdà42, exige no solo estar dispuestos a abordar nuevos temas (v. gr. historia obrera) y objetos de estudio (v. gr. historia social), también debe ir acompañado por una revolución en las metodologías y fuentes tradicionalmente empleadas en las Ciencias Sociales para el estudio del pasado.

En el actual trabajo la propuesta museográfica fue concebida como una herramienta para visibilizar el proceso agroindustrial de la panela y su papel en la vida social y cultural de las comunidades productoras, desde sus orígenes históricos hasta las prácticas contemporáneas. En este apartado se señalan los aportes de la tradición oral a los diferentes procesos museográficos, en función de las tres tareas esenciales del museo: preservar, investigar y divulgar.

Los resultados de la investigación sugieren que la tradición oral aporta elementos valiosos para replantear la reconstrucción histórica en el museo desde enfoques cercanos a la museografía crítica. La naturaleza de la información obtenida a través de estas fuentes invita a revisar conceptos clave como patrimonio cultural, arte y cultura, y exige apoyarse en disciplinas como el diseño para generar propuestas gráficas que integren dichos contenidos en el recorrido ofrecido al visitante. En este sentido, la tradición no solo sirve para rescatar la historia detrás de las piezas y colecciones y recrear sus contextos, sino también para trazar caminos que contribuyan a decolonizar el conocimiento empleado en la interpretación del pasado.

El segundo aporte de la tradición oral se asocia a permitir desmaterializar las colecciones y restaura la integralidad del patrimonio cultural. Los relatos biográficos aportaron frases y contenidos asociados a las condiciones y formas de organización del trabajo, las historias cotidianas y la vida social en los trapiches, sociolectos y tecnolectos, etc., con lo cual se espera recordar a los visitantes del museo una realidad compartida por el patrimonio agroindustrial colombiano: Su condición como patrimonio vivo. En este sentido, aporta material tan valioso como pueden ser los edificios, las máquinas y herramientas.

El tercer aporte de la tradición oral consiste en empujar nuestra compresión del patrimonio industrial más allá de lo material, lo exclusivo y la ancestralidad. El empleo de cronotopos en las narrativas recolectadas entre los cañicultores del municipio habla de su apego a un territorio vivido como propio y que amenaza con dejar de serlo como resultado de la desruralización del municipio (Tabla 4). Como resultado, la propuesta museográfica asume un enfoque antropológico-histórico, resaltando la importancia de la cañicultura como una práctica que moldea el territorio y la memoria colectiva de la comunidad.

La museografía tradicional enfrenta retos asociados al contexto en el cual se encuentra inmersa en el presente. La mayoría de estos se encuentran asociados a tres realidades:

  1. Nuevas usos del patrimonio y actores involucrados en su gestión.
  2. Cambios en la historiografía y en la educación.
  3. Existen nuevos recursos y demandas para su divulgación y presentación del patrimonio cultural. El nuevo museo persigue desmaterializar sus colecciones y restaurar la integralidad del patrimonio cultural, desbordando los límites de la alta cultura, de lo exclusivo y la ancestralidad con nuevas colecciones, y modificando la formula tradicional de la museografía en una nueva ecuación:
    • Museo tradicional = edificio + colecciones + públicos.
    • Nuevo museo = territorio + patrimonio + Comunidad43.

En resumen, son tres apuestas: desmaterializar, descolonizar y relocalizar.

8. Conclusiones

El diseño del Museo de la Agroindustria Panelera de Piedecuesta (Museo Viaje al corazón de la panela) permite reflexionar sobre el papel actual de los museos como espacios de construcción de memorias y proyección territorial. Desde su concepción metodológica, el museo articula dimensiones investigativas, curatoriales y divulgativas que dan lugar a una propuesta museográfica centrada en el reconocimiento del patrimonio local y en la generación de nuevos lenguajes de interpretación.

El trabajo desarrollado deja una serie de aportes que podrán ser aprovechados por futuras investigaciones sobre patrimonio agroindustrial, museología comunitaria, tradición oral y etnografía rural. La metodología aquí empleada permite replicarse y ajustarse a otros contextos locales, especialmente en zonas donde las memorias productivas están en riesgo de desaparecer.

La tradición oral asociada a la cañicultura en Piedecuesta permite conocer la historia local y sirve como vía de acceso a procesos históricos nacionales. Los relatos recogidos revelan aspectos sobre la expansión urbana, las formas de trabajo, la vida familiar, la organización laboral y los cambios en la producción durante los últimos dos siglos. Este material resulta clave para una lectura crítica de procesos como la urbanización acelerada del municipio y la ruptura generacional en el proceso de trasmisión de la memoria asociada a la tradición cañicultora del municipio.

La investigación en campo aporta una caracterización de los elementos que conforman el patrimonio agroindustrial cañicultor de municipio: sitios, edificaciones, maquinaria, infraestructura, documentos, relatos, saberes técnicos y formas de vida. Dentro de ellos, el paisaje cañicultor es un elemento central, pues condensa relaciones económicas, sociales y culturales en transformación.

El corpus documental generado a lo largo del proyecto permite reconfigurar las relaciones entre comunidad, territorio y patrimonio mediante experiencias significativas que integran lo sensorial, lo narrativo y lo digital. Su propuesta museográfica, organizada en momentos metodológicos claramente definidos, contribuye a dignificar las prácticas productivas y a visibilizar los saberes rurales que han sostenido económica y culturalmente al municipio de Piedecuesta.

En definitiva, este ejercicio museal no solo construye memoria, sino que habilita nuevas formas de encuentro y diálogo entre los habitantes del territorio, los visitantes y el patrimonio. Se trata, en última instancia, de una estrategia que fortalece el sentido de pertenencia, promueve la educación patrimonial y proyecta el legado panelero hacia el futuro, desde un enfoque participativo, territorial y que cumple las tres funciones fundamentales de una experiencia museográfica (preservar, investigar y comunicar).

La relevancia de este tipo de propuestas aplicadas a la gestión del patrimonio industrial radica no solo en visibilizar una parte de nuestra historia amenazada por el olvido, sino también en que, en nuestro contexto particular, el patrimonio industrial no exige ser descubierto, sino que demanda ser reconocido, valorado y dignificado a través de quienes lo mantienen vivo en el presente.

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  1. 1 KARP, Cary, “El patrimonio digital de los museos en línea”, Museum International, 56/1-2 (2004), p. 50.

  2. 2 ARANA, Wilmar; DONCEL, Gustavo; CARDOZO, Elizabeth y LUNA, Juan C., “Rescate de la identidad y la memoria cultural asociada a la molienda de caña y la producción de panela, en la provincia del Gualivá, Villeta, 2015”, Revista Tecnología y Productividad, 2/2 (2016), p. 31.

  3. 3 CASTAÑEDA, Tatiana y MARÍN, Carolina, Museo interactivo del paisaje cultural cafetero, tesis de grado, Universidad Tecnológica de Pereira, 2016, p. 114.

  4. 4 FLORES, María P.; RANGEL, Andrea y SOLANO, María F., Investigación para la innovación en museografía enfocada en el rescate del patrimonio histórico y cultural de los oficios: caso componente interactivo del museo de la panela y la caña, tesis de grado, Santander, Universidad Industrial de Santander, 2022, p. 40.

  5. 5 THERRIEN, Monika, “Patrimonio y arqueología industrial ¿investigación vs. protección? Políticas del patrimonio industrial en Colombia”, Apuntes, 21/1 (2008), p. 56; VERGARA, Óscar, “Conociendo el pasado industrial, perspectivas desde la arqueología”, Ab Initio, 2/3 (2011), p.172.

  6. 6 DÍAZ, Yuli, Patrimonio cultural agroindustrial panelero. Estudio comparativo Maripí y Santana–Boyacá, tesis de maestría, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 2019, p. 25.

  7. 7 PRATS, Llorenç, “El concepto de patrimonio cultural”, Cuadernos de Antropología Social, 11 (2000), p. 118.

  8. 8 BELTRÁN, Lina, “El patrimonio industrial en Colombia como una categoría inclusiva que impulsa el desarrollo humano. Estudio de caso: la antigua fábrica de loza bogotana”, en ÁLVAREZ, Miguel A. (ed.), Patrimonio inmaterial e intangible de la industria, Madrid, Narcea, 2012, p. 151.

  9. 9 FERNÁNDEZ, Beatriz, “Nantes: regenerar la ciudad industrial, recuperar el patrimonio”, en ÁLVAREZ, Miguel A. (ed.), Patrimonio inmaterial e intangible de la industria, Madrid, Narcea, 2012, pp. 161-162.

  10. 10 BENADIBA, Laura, Historia oral, relatos y memorias, Ituzaingó, Maipue, 2007, p. 136.

  11. 11 CERDÀ, Manuel, “Arqueologia industrial i classe obrera”, en Arqueologia industrial. Actes del Primer Congrés del País Valencià, Valencia, Centre d’Estudi d’Història Local (Diputació de València), 1991, pp. 69-70.

  12. 12 KARP, Cary, “El patrimonio digital de los museos en línea”, Museum International, 56/1-2 (2004), p. 50.

  13. 13 FLORES, María P.; RANGEL, Andrea y SOLANO, María F., Investigación para la innovación en museografía..., p. 18.

  14. 14 SOBRINO SIMAL, Julián, “Hacia un cambio del paradigma del patrimonio cultural: del patrimonio industrial urbano al paisaje de la producción”, en RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, Ana Luz (coord.), Paisajes de la producción y patrimonio cultural. Estudios sobre el patrimonio industrial, Bogotá, Universidad Autónoma de Colombia, 2019, p. 109.

  15. 15 RAMOS GÓMEZ, Oscar Gerardo, “Caña de azúcar en Colombia”, Revista de Indias, 65/233 (2005), p. 50.

  16. 16 GALÁN, Mario, Geografía económica de Santander (Tomo 8 de la Geografía económica de Colombia), Bogotá, Contraloría General de la República, Imprenta Nacional, 1947, p. 701.

  17. 17 QUINTERO, Ilse, Santander: hacia una nueva geografía económica y humana, tesis de maestría, Pontificia Universidad Javeriana, 2012, p. 82.

  18. 18 KALMANOVITZ, Salomón, “Consecuencias económicas de la independencia en Colombia”, Revista de Economía Institucional, 10/19 (2008), p. 220.

  19. 19 GALÁN, Mario, Geografía económica de Santander..., p. 706.

  20. 20 PALACIOS, Marco, El café en Colombia (1850–1970). Una historia económica, social y política, Bogotá, Planeta / Uniandes / Colmex, 2002, p. 112.

  21. 21 GALÁN, Mario, Geografía económica de Santander..., p. 715.

  22. 22 ARENAS, Emilio, La Payacuá: historia de Bucaramanga y las ciudades del Río de Oro, Bucaramanga, 2009, p. 438.

  23. 23 GALÁN, Mario, Geografía económica de Santander..., p. 705.

  24. 24 PATIÑO, Paola, “Otro trapiche que se va en Piedecuesta”, Vanguardia (Colombia), (12 de julio de 2016), https://www.vanguardia.com/area-metropolitana/piedecuesta/2016/07/12/otro-trapiche-que-se-va-en-piedecuesta/

  25. 25 CHARRY LARA, Alberto; RUIZ MARTÍNEZ, Bernardo; MALDONADO CANAL, Eusebio y SALAZAR ANTOLÍNEZ, Pablo, Directorio Nacional de Explotaciones Agropecuarias (censo agropecuario) 1960. Departamento de Santander, Bogotá, Departamento Administrativo Nacional de Estadística de la República de Colombia, 1964, p. 60.

  26. 26 GALÁN, Mario, Geografía económica de Santander..., p. 713.

  27. 27 RODRÍGUEZ NAVAS, Jaime, “Caracterización del poblamiento y la metropolización del territorio del Área Metropolitana de Bucaramanga”, Iustitia: División de Ciencias Jurídicas y Políticas, 10 (2012), pp. 32-33..

  28. 28 MEJÍA AYALA, Wladimir; NIETO MEJÍA, Alvelayis y VARÓN PARRA, Silvana, Patrimonio cultural inmaterial: recreación y salvaguardia en la plaza de mercado, Bogotá, Corporación Universitaria Unitec, 2016, p. 64.

  29. 29 PORRAS PICO, Edna Catalina, “Los últimos suspiros de la producción de panela en el municipio de Piedecuesta”, Periódico 15 (Colombia), (25 de septiembre de 2018), https://www.periodico15.com/los-ultimos-suspiros-de-la-produccion-de-panela-en-el-municipio-de-piedecuesta/

  30. 30 VILLAMIZAR, Edgar, “La actividad empresarial en Santander 1900-1960: algunas características”, Cuadernos de Administración, 12/16 (1990), p. 32.

  31. 31 “Hoy la caja de panela vale lo mismo que hace 12 años”, Vanguardia Liberal (Colombia), (12 de marzo de 2015), https://www.vanguardia.com/economia/local/2015/03/12/hoy-la-caja-de-panela-vale-lo-mismo-que-hace-12-anos/

  32. 32 “Coopanelas, elegida la cuarta cooperativa más antigua de Colombia”, Vanguardia Liberal (Colombia), (27 de diciembre de 2015), https://www.vanguardia.com/economia/local/2015/12/27/coopanelas-elegida-la-cuarta-cooperativa-mas-antigua-de-colombia/

  33. 33 PATIÑO, Paola,“Otro trapiche... ”, s/p.

  34. 34 HERNÁNDEZ SAMPIERI, Roberto; FERNÁNDEZ COLLADO, Carlos y BAPTISTA LUCIO, María del Pilar, Metodología de la investigación: las rutas cuantitativa, cualitativa y mixta, Ciudad de México, McGraw-Hill / Interamericana Editores, 2018, pp. 542-548.

  35. 35 GUBER, Rosana, El salvaje metropolitano. Reconstrucción del conocimiento social en el trabajo de campo, Buenos Aires, Paidós, 2001, p. 85.

  36. 36 BOLÍVAR BOTÍA, Antonio; DOMINGO SEGOVIA, Jesús y FERNÁNDEZ CRUZ, Manuel, La investigación biográfico-narrativa en educación: enfoque y metodología, Madrid, Editorial La Muralla, 2001, pp. 263-265.

  37. 37 CASTILLO, Alfonso, entrevista personal, mayo de 2023.

  38. 38 TUNSTALL, Elizabeth, Decolonizing Design: A Cultural Justice Guidebook, Cambridge (MA), MIT Press, 2011, p. 25.

  39. 39 WICKLER, Stephen, “Gauging perceptions of heritage in Palau”, en HVIDING, Edvard y WHITE, Geoffrey (eds.), Pacific Alternatives: Cultural Politics in Contemporary Oceania, Canon Pyon, Sean Kingston Publishing, 2015, p. 225.

  40. 40 ARENAS, Emilio, La Payacuá: historia de Bucaramanga y las ciudades del Río de Oro, Bucaramanga, 2009, pp. 436-484; GALÁN, Mario, Geografía económica de Santander..., pp. 699-711; AGUILAR, Álvaro, Historias vivas de la chicha y del guarapo, Bogotá, Linotipia Bolívar, 2015, pp. 20-35.

  41. 41 BENADIBA, Laura, Historia oral..., p. 136.

  42. 42 CERDÁ GARCÍA, Manuel, “Patrimonio industrial, patrimonio inmaterial e historia oral”, en ÁLVAREZ ARECES, Miguel Ángel (coord.), Patrimonio inmaterial e intangible de la industria: artefactos, objetos, saberes y memoria de la industria, Gijón, Centro de Iniciativas Culturales y Sociales (CICEES), 2012,”, pp. 57-62.

  43. 43 INIESTA, Montserrat, Els gabinets del món: antropologia, museus i museologies, Lleida, Pagès Editors, 1994, pp. 68-70.

Fig 1. Antiguo molino hidráulico del trapiche Pajonalito

Dimensión

económica

Dimensión

social

Dimensión

estética

Dimensión

polítcia

1. Rutas de circulación de panela

1. Topofilia

2. Toponimia

3. Aquitéctura vernácula (trapiches)

1. Experiencias visuales

2. Experiencias olfativas

3. Experienicas acústicas

1.Territorialidad

Fig 2. Dimensiones del paisaje cañicultor

DOCUMENTACIÓN

Investigación cualitativa + Fase cualitativa

  • Producción y recolección de archivos y memorias
  • Revisión de fuentes escritas y audiovisual
  • Entrevistas

MUSEALIZACIÓN

Conceptualización + Desarrollo

  • Selección, interpretación y categorización de contenidos
  • Diseño temático de la exposición
  • Planificación museográfica

MUSEO DIGITAL

Evaluación + Prospección

  • Definición del recorrido expositivo
  • Diseño del proyecto de digitalización
  • Implementación del museo digital

Fig. 3. Ruta metodológica para la construcción del Museo de la Agroindustria Panelera

Tabla 2. Temas y subtemas de la propuesta curatorial

Pasado

Presente

Abundancia

Escasez

Armonía

Conflicto

Caña

Cemento

Artesanal

Mecanizado

Tierra buena

Tierra mala

Rural

Urbano

Trabajo

Desempleo

Tabla 4. Cronotopos